Ver un partido de la liga española de fútbol hace tres o cuatro lustros se parece muy poco a ver uno actual. No solo por la parametrización y los avances tecnológicos de los propios clubes, sino también por la profesionalización de la propia competición. Las pizarras dieron paso al Big Data, los partidos multiplicaron por cinco las cámaras para la retransmisión, y en general se ha subido el listón en todos los ámbitos.
Buena parte de esa responsabilidad viene de LaLiga, que en la última década ha dado un salto en todo lo que concierne a la vertiente tecnológica. Desde la infraestructura de los estadios para la retransmisión de partidos hasta la experiencia de su visionado, con mucha información sobreimpresa o incluso
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