Estados Unidos hizo la vista gorda con sus grandes tecnológicas durante años. No prestaba demasiada atención a si abusaban de su posición de privilegio o tenían comportamientos monopolísticos y anticompetitivos,
algo que sí perseguía la Unión Europea. Eso ha cambiado, y estamos viendo cómo una tras otra las Big Tech están siendo objeto de escrutinio en las cortes judiciales estadounidenses. No solo eso: la amenaza para esos gigantes es la de acabar troceados.
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