Mary Hawes estaba harta de programar en ensamblador para los ordenadores mastodónicos de su empresa, Burroughs Corporation, así que logró organizar una reunión con académicos, fabricantes y usuarios de ordenadores y propuso una idea genial: "¿Qué tal si creamos un lenguaje de programación más fácil de entender y usar que el ensamblador o el código máquina?"
La respuesta de aquel comité fue un rotundo sí, y fue entonces cuando Grace Hopper, que ya había trabajado un un protolenguaje llamado FLOW-MATIC, acabó formando parte fundamental de la creación de COBOL, el lenguaje de programación procedural que se ha convertido en una leyenda. Aquello pasó en 1959, y aunque parezca increíble COBOL sigue en uso... y lo que le queda.
En marzo de 1959 Hawes trabajaba como programadora en Burroughs Corporation. Por aquel entonces ya empezaba a haber intentos claros de crear lenguajes de programación más accesibles que el horripilante código máquina o los lenguajes en ensamblador que existían para las distintas platformas de la época.
A Hawes se le ocurrió que sería interesante crear un nuevo lenguaje de programación universal. Uno que además estuviera orientado a entornos empresariales y que pudiera funcionar en distintos ordenadores para ejecutar tareas como cálculos, control de inventario o un registro de los débitos y los créditos.
Esta programadora logró que la propuesta fuera discutida por un comité de expertos de la época. Entre ellos estaban los del Departamento de Defensa de los Estados Unidos y junto a académicos, fabricantes y usuarios avanzados se creó el llamado Short Range Committee of the Conference on Data Systems (CODASYL). Aquel comité recibió fondos del gobierno y se puso a trabajar en la especificación de un nuevo lenguake.
Los responsables del proyecto tuvieron como base un par de lenguajes comerciales. Uno desarrollado por entonces, FLOW-MATIC -creado por Grace Murray Hopper, que abogaba por programas de ordenador que fueran fácilmente inteligibles- y otro que sólo estaba definido, el Commercial Translator de IBM. Del lenguaje de Hopper también se heredaron los nombres largos de variables y la separación de las instrucciones y las descripciones de datos.
Así nació COBOL (COmmon Business-Oriented Language), un lenguaje de programación procedural e imperativo cuyos comandos se diseñaron para que se parecieran al inglés convencional. Aquel nombre, sugerido por Bob Bemer fue el definitivo, pero se barajaron otros como BUSY (Business System), INFOSYL (Information System Language) y COCOSYL (Common Computer Systems Language).
Aquel lenguaje lo tuvo difícil al principio a pesar del apoyo del DoD, de IBM o de UNIVAC. Otroas empresas como Honeywell trabajaban por aquel entonces en FACT, el que consideraban como el lenguaje de programación empresarial del futuro, y que realmente tenía ideas muy innovadoras. El problema es que FACT no estaba soportado por el hardware de la época, así que acabó siendo COBOL el que se impuso, en septiembre sus creadores ya tenían preparada la sintaxis básica.
Pocos meses después comenzaron a aparecer los primeros programas en COBOL que demostraron efectivamente esa interoperabilidad que permitía ejecutarlos en ordenadores de distintos fabricantes. Los fabricantes fueron sumándose a CODASYL y crearon diversos compiladores y el lenguaje fue creciendo en popularidad de forma notable.
En 1970 ya era el lenguaje de programación más utilizado en todo el mundo, y en 1972 fue adoptado por la organización de estandarización ISO, pero aquel lenguaje estándar fue creciendo a su propio ritmo con diversas versiones que iban añadiendo distintas versiones que se nombraban con el año de publicación de las mismas.
Entre las más conocidas están COBOL-74, COBOL-85 y el importante COBOL-2002 que es especialmente significativo por convertirse en un lenguaje orientado a objetos que tomó diversas características de C++ y Smalltalk. El proyecto para transformarlo en un lenguaje de programación de este tipo se inició en 1997, cuando la consultora Gartner estimaba que había 200.000 millones de líneas de código COBOL en programas que corrían en todo el mundo: el 80% de los programas empresariales, afirmaba ese estudio, era COBOL.
La mayoría de lenguajes de programación van y vienen, pero COBOL ha logrado convertirse en toda una leyenda que a sus 60 años recién cumplidos está sorprendentemente vivo y extendido.
Eso se puede comprobar por ejemplo en las ofertas de empleo que siguen surgiendo y que demandan profesionales de este ámbito -alrededor de 190 en LinkedIn solo en España, por ejemplo-, y en Estados Unidos ya se dejó claro que al menos en 2016 el Departamento de Seguridad Nacional o la Administración de la Seguridad Social seguían usando COBOL en algunos de sus sistemas.
Organizaciones como la llamada -con mucha guasa- COBOL Cowboys siguen tratando de mostrar al mundo la relevancia actual de COBOL y ofreciendo su experiencia y sus servicios de consultoría.
Afirman que el 85% de todas las transacciones de negocios siguen usando este lenguaje, y parece que ese dato puede no estar muy desencaminado según Micro Focus, la empresa tras la cual se centraliza actualmente todo su desarrollo. Según palabras de su director de marketing "sabemos que el número de empresas que utilizan sistemas COBOL hoy en día es de decenas de miles".
De hecho millones de personas dependen parcialmente de estos sistemas porque si hay un sector en el que COBOL esté especialmente integrado es en el de las instituciones financieras y de seguros. También en las administraciones públicas, y como aseguran en ZDNet ya hay esfuerzos para trasladar aplicaciones COBOL a la nube, lo que parece que hará que este lenguaje viva, como poco, otros 60 años más. Felicidades.
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