Prefiero no decir desde cuándo llevo jugando al FIFA. Tengo 46 palos, así que podéis imaginar que he disfrutado de unas cuantas ediciones. Y como cada año, quienes jugamos a FIFA asistimos con expectación -muchos incluso con escepticismo- a una nueva entrega que como en años anteriores trata de aplicar el concepto de mejoras iterativas y de hacer que este juego legendario madure de forma adecuada.
Eso no siempre ocurre: hay entregas más acertadasd de FIFA que otras, y en esta ocasión hemos tenido la oportunidad de echarle un buen vistazo a FIFA 20, una entrega que se esfuerza por ser más realista y corrige algunas deficiencias de sus antecesores. Casi todo es mejor en FIFA 20, pero es que en realidad lo más sorprendente de FIFA 20 no es FIFA 20, sino Volta, ese salvaje y divertido modo de fútbol callejero que podría ser un juego independiente en sí mismo y que creemos que es la verdadera estrella de este año.
Ocurre con FIFA que es difícil aprovechar todo lo que dan las últimas entregas sin una inversión de tiempo casi imposible. Al menos para la mayoría de la gente, porque en mi caso -este trabajo, mi familia y mis amigos me mantienen entretenido- el tiempo que puedo dedicarle al mundo de los videojuegos es muy, muy limitado. No porque yo quiera que sea así, claro, me encantaría poder jugar más, pero el tiempo, maldita sea, es finito.
Y en FIFA necesitas mucho tiempo, sobre todo si te metes de lleno en su modo estrella, ese FUT (FIFA Ultimate Team) que reconozco no haber tocado casi ni con un palo porque sabía que mi vida familiar y social peligraba.
Es por tanto este un análisis hecho por alguien que juega a FIFA desde hace años pero con una aproximación más casual: mi modo preferido son las temporadas, porque me dan la libertad de coger el juego cuando puedo, tratar de machacar a los adolescentes rusos -sus grititos se oyen de fondo de cuando en cuando- y quedar satisfecho tras un rato disfrutando de mis victorias (y sufriendo cual adolescente de las derrotas) de un juego al que vuelvo una y otra vez desde hace dos décadas.
Así pues, se me quedan algo grandes modos como "El Camino", que me parecían espectaculares pero me pedían una inversión de tiempo en modo historia que prefería dedicar a mis queridas temporadas. Tampoco he podido disfrutar lo que querría del modo carrera con esa parte más de gestión de equipos, aunque sí que he disfrutado de los torneos y de esa UEFA Champions League que por fin llegó a FIFA el año pasado y se mantiene también en FIFA 20.
Así pues, quería aclararlo: este es un análisis de un fan de la serie que no ha podido disfrutarla todo lo que querría: tampoco había tiempo material suficiente para analizar FIFA 20 en toda su dimensión -un test de largo recorrido sería aquí lo ideal, meses después de haber salido el juego- y por tanto espero que excuséis que no me centre más en ciertos apartados para recorrer aquello que me parece más destacable de una entrega que me ha regalado una sorpresa que creo que vale por sí sola el año de espera. Esa sorpresa, claro, se llama Volta.
Pero me estoy adelantando. Empecemos.
Vuelvo a recordar mi edad para destacar que tengo un amor y cariño espcial por el 'Match Day II'. De cuando en cuando vuelvo a este mito del pasado (en C64, claro, el mejor ordenador de 8 bits que jamás existió) para matar ese gusanillo nostálgico que me ataca de vez en cuando y para volver a apreciar de dónde venimos y a dónde hemos llegado al menos en lo que a juegos de fútbol se refiere.
Mucho ha llovido desde aquel título, pero también mucho ha llovido desde las primeras entregas de un FIFA que era más arcade que otra cosa y que era diversión pura. No había demasiada ambición en el ámbito de la simulación deportiva, pero no porque no quisieran tenerla sino porque los recursos de las máquinas de la época tampoco daban para mucho más.
Todo cambió con las consolas y ordenadores modernos, claro. De repente los responsables de EA entendieron que unos jugadores podían (y debían) correr más que otros, regatear mejor que otros, defender mejor que otros. De repente pudieron hacer real su sueño y lograr que la pelota no fuera pegada al pie con pegamento ?en 'Match Day II' aquello debía ser Super Glue? e ir afinando el comportamiento de las físicas para que al recibir el balón, al pegarle o incluso al chocar con otro jugador pasaran cosas que se pareciesen a lo que pasa en el mundo real.
FIFA 20 es la última expresión de esa ambición por el realismo. Soy sufridor de esa ambición, porque debo reconocer con la boca pequeña que a mí me gustaban mucho esos FIFAs más arcade, más implones y menos realistas. Con el tiempo FIFA se ha convertido en un juego que ha abierto una nueva brecha digital entre quienes juegan mucho y bien y quienes juegan poco (o mucho) y no tan bien. Controlar todos los apartados del juego, los ritmos, los regates, las tácticas lleva tiempo. Y el tiempo, insisto, es algo que a mí (y a mucha otra gente) me falta.
Así pues, veo edición tras edición cómo el dichoso FIFA se parece cada vez más al fútbol de verdad. Cuidado con dar pases rasos muy fuertes, porque al recibirlos y controlarlos en carrera el balón se irá donde tiene que ir, que no es pegado a tu pie. Conviene recibir parado o corriendo despacito para luego esprintar. Y cuando quieres esprintar esto ya no es el Tesla Model S de aquellos FIFA del pasado, señores: los jugadores no tienen un motor eléctrico que pase de 0 a 100 en un milisegundo: les cuesta arrancar, les cuesta darse la vuelta, les cuesta cambiar de orientación.
Hay jugadores a los que todo eso les cuesta menos, claro, y ahí es donde ese realismo de FIFA 20 se nota y aprecia más que nunca. Con cada edición llegan nuevos términos marketinianos que nos venden revoluciones en todo ese apartado del realismo. FIFA 20 no es la excepción, y aquí tenemos el Active Touch System o el Ball Physics System que precisamente nos hablan de cómo esas físicas al tocar el balón o al disparar se han mejorado para que sean más realistas.
¿Se nota eso del FIFA 19 al FIFA 20? Se nota. Es algo más difícil hacerlo casi todo a la hora de llevar el balón y disparar, pero esas nuevas opciones dan mucho más control al jugador que aprenda a dominar todas esas mejoras. De hecho FIFA 20 abre aún más esa brecha digital entre los mejores y los peores jugadores no tan buenos de este juego, sobre todo en un apartado: la defensa.
En este sentido aparecen varios parámetros adicionales que permiten que nuestra defensa sea mucho menos automatizada de lo que lo era hasta ahora. Los jugadores avanzados que probaron la demo ya lo comentaban en Reddit y daban sus trucos para quienes quisieran seguirlos. Podremos desactivar el icono del interruptor de segundo defensor, la asistencia al bloqueo del pase, el bloqueo del receptor del pase o algo primordial: el cambio automático (Auto Switching) de defensor en distintas situaciones del juego.
Reconozco que a mí esas opciones se me escapan de momento, pero ya lo dejaban claro en ese hilo: quien controle manualmente a sus defensores jugando con este tipo de parámetros tendrá un control que antes no existía para los defensores, dando muchas más opciones de una defensa que ya no podrá basarse en la contención (con el botón X/A en la configuración por defecto para PS4/Xbox) y quizás probar a dar un empujón, hacer una entrada normal (círculo/B) o una tirándose (cuadrado/X).
En FIFA 20 de hecho han querido hacer hincapié en los uno contra uno, esas situaciones que desequilibran totalmente los esquemas de ataque y defensa y que hasta ahora eran algo favorables al defensor. Muchos jugadores se quejaban de que en FIFA 19 y anteriores teníamos defensores superhumanos que a pesar de su calidad y características eran capaces de correr como el correcaminos y seguir el ritmo del mismísimo Cristiano Ronaldo.
En FIFA 20 eso ya no es tan cierto, y aquí el nivel de los jugadores y sus capacidades físicas contarán, y contarán mucho. De hecho eso es algo que notaremos todos los jugadores, pero que será especialmente crítico para los que disfruten del modo FUT, porque aquí la elección de jugadores tendrá aún más repercusión en el rendimiento del equipo de lo que lo hacía antes. Todo es más realista, así que coger a un Busquets es buena idea si quieres hacer entradas porque Busquets otra cosa no, pero con sus largas piernas es un tipo bastante incómodo (por no decir pesado) en el uno contra uno.
Y así con todo: cabecear también se vuelve más difícil para los bajitos y torpes de cabeza y más fácil para los especialistas. Santillana estaría orgulloso (necesitamos un ICON de Santillana, EA, por Dios), pero quienes gusten de aprovechar el juego aéreo seguramente lo tengan en cuenta para elegir a jugadores altos y cabeceadores en este sentido.
Las físicas de balón también cambian como digo en todos los aspectos del juego, y eso se nota. Esos balones que se quedan en el área como en un limbo ahora ya no seguirán trayectorias mágicas y misteriosas, y harán lo que se supone que tienen que hacer en rebotes, rechaces y peleas por esa posesión. También se crean nuevas opciones de efectos y trayectorias en faltas y nuevos controles en penaltis -esto no lo he podido probar apenas, me temo, pero diría que tiene muy buena pinta- y en general la jugabilidad crece de forma sensible.
La sensación durante todos los partidos que he jugado ha sido la misma. Este es el mismo FIFA de siempre, pero más realista. En la demo que apareció en verano algunos usuarios que tuvieron acceso a ella se quejaron de que era un juego lento en ciertos apartados, pero yo no he notado esa lentitud en ningún momento. Bajo mi punto de vista la velocidad no ha cambiado respecto a FIFA 19, y si lo ha hecho no ha sido demasiado: el juego es fluido y ese realismo adicional hace que todo gane enteros.
En FIFA 20 vuelven casi todos los modos de juego que conocíamos de anteriores entregas, pero lo hacen con cambios, algunos más acertados que otros.
Para empezar, una (medio) ausencia. Desaparece del menú principal el modo "El camino" ("The journey") que se despidió en FIFA 19 tras las tres entregas de este curioso modo historia que empezó en FIFA 17 y tuvo sus secuelas en FIFA 18 y FIFA 19. En su lugar, eso sí, hay una curiosa combinación de ese modo historia en ese juego dentro del juego que es Volta, y del que hablamos más adelante.
El modo carrera vuelve a estar disponible con algunas mejoras sensibles. Ahora es posible elegir a un personaje masculino o femenino como protaegonista del modo, y en EA destacan cómo las decisiones del manager podrán influir de forma importante en la moral del equipo.
Hay aquí un guiño a las ruedas de prensa y las declaraciones de entrenadores y gestores del equipo que podrán elegir comentarios que podrán afectar a esa moral, pero me parece un cambio menor para un modo de juego que podría ser otro FUT en potencia para FIFA. Quienes buscan ese sucesor moderno del PC Fútbol probablemente seguirán sin encontrarlo en FIFA, y no será por que el juego no tenga mimbres para ello, una pena.
Los torneos y la imprescindible UEFA Champions League son también parte de ese menú de juego junto a los partidos rápidos -aquí la opción de disfrutar de los distintos modos de Volta es espectacular-, y también vuelven los partidos con las reglas alternativas ('House rules') que introdujeron un elemento de diversión extra a FIFA 19 y que se mantienen aquí con algunas reglas alternativas extra.
De hecho esos modos con reglas alternativas de repente envuelven también al modo estrella para muchos, FIFA Ultimate Team o FUT. Ya avisé y repito el aviso: no soy jugador de FUT para proteger mi propia salud (y probablemente mi bolsillo), por lo que en este caso me fío más de mi compañero R. Márquez en Vida Extra, que ha analizado FIFA 20 también y ha destacado cambios relevantes en FUT.
Por ejemplo el sistema de progreso que hace que el jugador ahora no tenga solo objetivos diarios o semanales, sino también objetivos a largo plazo que permite acceso a novedades cosméticas que permitirán por ejemplo variar la decoración de los estadios, de las camisetas o de los balones. La gestión de los equipos también cambia y al parecer esa gestión es ahora mucho más ágil y potente.
Como decía, los modos de reglas alternativas han permeado a FUT y ahora están también disponibles en este tipo de encuentros para aliviar un poco la tensión de esos partidos y poder jugar amistosos con reglas normales o con esas reglas alternativas que de hecho introducen algún modo nuevo de lo más curioso.
Por ejemplo 'Swap', con el que podremos coger tres jugadores del equipo contrario y él coger tres nuestros, con las consecuencias que eso puede tener para el desarrollo del juego. En 'Mystery Ball' la bola que salga al campo tras salir de él lo hará con distintas características, y hay una opción llamada 'King of The Hill' que se centra en tener posesión del balón y también parece prometedora aunque no pude probarla a tiempo. No lo hice por una razón: Volta.
En 2012 Electronic Arts tuvo una idea genial al lanzar FIFA Street, pero el éxito del juego debió ser reducido porque EA no volvió a acudir a rescatarlo. Nuestros compañeros de VidaExtra terminaban diciendo en sus conclusiones que "tenemos FIFA Street para rato", y aquello parecía premonitorio: han tardado, pero el fútbol callejero que tantos jugadores demandaban en FIFA reaparece en FIFA 20.
Lo hace a lo grande, porque Volta es casi un juego independiente de FIFA y tendría perfecto sentido fuera de él, pero también lo tiene dentro. Es como un regalo inesperado, y para los que quieran acceder a esta modalidad desenfadada y loca del juego, Volta seguramente no defraudará.
Conmigo no lo ha hecho, pero claro, ya he contado de dónde vengo: me encantaba esa faceta arcade de los primeros FIFA, y con Volta tenemos una vuelta a esas mecánicas mucho más arcade. Siguen existiendo las mismas físicas avanzadas y el realismo en esos apartados, pero es que todo ese realismo se aplica a un tipo de partidos muy distintos a los que impone el fútbol 11 estándar.
De hecho hay aquí un guiño importante al fútbol sala ?seguro que los aficionados estarán encantados? algo más conocido, pero el fútbol callejero cobra una relevancia excepcional en el resto de modos de juego Volta con partidos con o sin portero (cambian las reglas según los haya o no) que además podremos jugar con muros o vallas (más o menos duros) o sin ellos, con distintos tamaños de terrenos de juego y con distintas reglas.
Volta es una locura. Una muy divertida, sobre todo porque no tiene prácticamente nada que ver con el FIFA que todos conocemos. Las tácticas tradicionales se van al garete y aquí las formas de jugar, atacar, defender y ganar son muy distintas.
Es como un juego distinto que en apenas dos partidas me conquistó: la inteligencia artificial me ganó por palizas deslumbrantes -de hecho me invitó a bajar de clase mundial a profesional al detectarme como un contrincante muy pobre- pero con cada nueva derrota solo quería volver a empezar para darle su merecido a la maldita máquina (el análisis es de la versión para la Xbox One). Spoiler: no se lo he dado todavía.
Es un modo de juego en el que todo pasa mucho más rápido y en el que los errores se pagan muy, muy caros. La precisión en los movimientos, pases y tiros debe ser excepcional, y esa rapidez y desenfado hacen de Volta un modo de juego con unas variantes excepcionalmente divertidas y dinámicas.
En Volta hay otro componente fundamental, y es el de los regates. Aquí no estamos con jugadores al uso, sino con jugadores callejeros que brillan por el individualismo y el "quiero lucirme". Las filigranas y trucos que es posible hacer son numerosas, y aunque hay mecánicas sencillas para los principiantes (combinando gatillos superiores y dirección o gatillos inferiores y dirección) podremos a partir de ahí ir aprendiendo nuevos trucos para dejar al rival no solo vencido, sino humillado.
En Electronic Arts hasta han tenido el detalle de añadir entre los movimientos el del cabeceo de rodillas. Ya sabéis, a puerta vacía, ya sin nadie que pueda detenerte, lo suyo es parar, arrodillarse delante del balón y cabecear de rodillas para meter el golito. El horror (si te lo hacen).
Entre los modos de juego de Volta hay además uno muy curioso que como decíamos rescata en parte ese modo 'El camino' que nos dejó el año pasado. En esta ocasión el modo historia combina una dinámica de partidos mucho más rápida e informal que se ajusta al tono general de todo el contenido de Volta y que nos llevará a controlar un personaj y personalizarlo hasta el absurdo.
Aquí entra en juego la tienda de ropa y complementos de Volta, otro posible filón para monetizar FIFA 20, y en esas posibilidades es importante destacar la atención que EA ha tenido aquí a los equipos mixtos en los que las chicas y los chicos juegan juntos y podremos elegir unas y otros para ese modo historia a nuestro antojo. Acierto en este sentido, como en casi todo lo que han hecho en Volta, un modo de juego que es una puerta de entrada excepcional para nuevos jugadores de FIFA.
Es difícil no ser escéptico con FIFA: el fútbol da para lo que da, y el grado de realismo que se ha logrado en estos juegos ha hecho que sea difícil justificar la inversión en una nueva entrega cada año.
Yo mismo he jugado más a FIFA 18 que a FIFA 19 a pesar de tener los dos instalados en la consola, sobre todo porque no quería renunciar a seguir tratando subir de división en el modo temporada (oscilo entre la 3 y la 4, cuando llego a la 2 alguna vez me vuelven a poner rápido en mi sitio).
Pero FIFA 20 merece esa inversión, o al menos esa es mi percepción. Quizás no tanto por los cambios que se han hecho en el juego convencional -curiosos y de agradecer, pero no revolucionarios- como por ese modo Volta que lo cambia todo y hace que en lugar de un juego tengamos dos.
Ese es para mí el gran encanto y el gran regalo de un FIFA 20 que permite que los aficionados más conservadores sigan pudiendo disfrutar de un juego cada vez más pulido (aunque no es perfecto) y también lo hagan los jugadores casuales que se quieren apartar de ese realismo para ir a un fútbol distinto, más loco y divertido en muchos apartados.
FIFA 20 es más FIFA que nunca, pero la estrella absoluta, al menos para este veterano de FIFA, es Volta.
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