No era el más potente ni tenía la mejor cámara, pero el trono de iPhone superventas de la anterior generación fue para el iPhone Xr. ¿Se repetirá la jugada este año? Apple parece tener intenciones de que así sea, al menos eso nos indican a juzgar por el nombre del dispositivo: iPhone 11, sin apellidos ni nada. Éste es el iPhone original.
Igual que ya vimos con el Xr, el iPhone 11 cuenta con algunos 'recortes' con respecto a los modelos Pro: la pantalla es LCD y la cámara es doble, no triple como vemos en sus hermanos mayores. La otra gran diferencia es su precio, 350 euros menos que el iPhone 11 Pro más "barato". Veamos qué tal se ha comportado en las primeras impresiones.
Empecemos por la pantalla, elemento que, como decía, es uno de los que cambia con respecto a la familia 'Pro'. Tenemos una LCD de 6,1 pulgadas con resolución 1.792 x 828 y una densidad de 326 píxeles por pulgada, lo que Apple en su día bautizó como 'Retina.
La experiencia con la pantalla es buena, muy buena. No hay quejas en cuanto a nitidez, brillo en exteriores y sobre todo calibración; blancos neutros y tonos que, al menos en esta toma de contacto transmiten sensación de fidelidad (con True Tone activado). Hay que probarla más a fondo para emitir un veredicto pero a priori deja muy buenas sensaciones, también en tamaño, bastante amplio pero sin resultar excesiva.
Y ya que hablamos de pantalla, hablemos de compactación. Apple rediseñó el frontal con el iPhone X y siguen manteniendo el mismo estilo con el notch arriba y un marco del mismo grosor rodeando el terminal. El hecho de que se mantena el grosor potencia el efecto todo pantalla, pero hay que decir que el marco es bastante ancho en este modelo, más que en los iPhone 11 Pro.
Decía que la pantalla es grande pero no excesiva, lo que pasa es que al sumarle los marcos laterales la anchura total del dispositivo se amplía. Acostumbrada a terminales con pantallas grandes pero formatos más alargados (mi móvil actual es el Huawei P30 Pro), el agarre con este iPhone 11 se me hace bastante incómodo por la anchura. Si lo sujeto con una mano, me cuesta mucho que el pulgar llegue al otro extremo de la pantalla cuando en la mayoría de terminales no supone tanto problema. Con respecto al peso, no es un móvil ligero pero me parece un peso razonable para su tamaño.
Hablando de agarre, que las esquinas y bordes estén redondeadas es agradable porque no se nos clava ninguna arista. El tacto frío del metal de los bordes contrasta con la trasera de cristal, que por cierto se queda bastante 'pegada' a la mano y evita que resbale. Como siempre sucede con los acabados brillantes, si eres maniático de la limpieza mejor lleva una gamuza a mano. Aunque en nuestro modelo de pruebas, el de tono malva, las huellas se marcan pero no se notan en exceso.
En la trasera es donde nos encontramos con el mayor cambio a nivel diseño: el módulo de cámara. Reconozco que soy de las que se horrorizó cuando aparecieron los primeros renders filtrados, pero también reconozco que al natural es una solución mucho más estética de lo que parecía. El 'bump' de la cámara es bastante suave y el hecho de haber usado el mismo material de la trasera pero con ese acabado mate le sienta mejor de lo esperado. Sigue sin parecerme la solución más estética que he visto pero no es para tanto.
Cada nueva generación de iPhone llega con una evolución del procesador y este año Apple nos trae el Apple A13 Bionic. Durante la presentación nos deslumbraron con cifras de infarto como ese billón de operaciones por segundo, por lo que es de esperar un rendimiento potentísimo.
Aquí el iPhone 11 no hace concesiones y monta el mismo chip que sus hermanos 'pro'. Durante esta breve toma de contacto, el rendimiento ha estado a la altura de lo esperado. No ha habido ningún tipo de lag o cierre inesperado con tareas exigentes como juegos o edición de vídeos en 4K a 60 fps. Ya le buscaremos las cosquillas en el análisis a fondo, pero no parece que vaya a ser fácil encontrárselas.
La gestión de la memoria RAM (cifra todavía desconocida) no nos ha dado problemas en esta toma de contacto en la que nos hemos movido entre procesos de forma rápida y sin que nos 'eche' de ninguno. Sobre la temperatura, tampoco ha habido momentos alarmantes, pero veremos qué pasa cuando estemos periodos largos jugando o echando fotos. También nos quedamos con ganas de exprimir esa batería a fondo y ver hasta dónde llega. En el apartado del audio sin quejas, buen volumen sin resultar estridente y sonido claro.
Con respecto al software, a excepción de alguna función de la app de cámara, no hay distinciones con el resto de la familia iPhone 11. Como experiencia personal, aquí tengo que decir que volver a iOS después de un par de años moviéndome entre distintos gama alta Android ha sido un choque bastante grande. Detalles como que el desplegable de notificaciones esté separado del centro de control, los gestos o la estructura de los menús me resultan bastante confusos, pero bueno, al final todo es cuestión de costumbre.
Y llegamos al apartado de las cámaras, punto que mejora con respecto al iPhone Xr pero que se queda un escalón por debajo de los iPhone 11 Pro y Pro Max. Apple incluye doble lente en su iPhone base y lo hace apostando por el angular, nada de zoom como vimos en los primeros modelos con cámara doble. Una decisión que personalmente aplaudo ya que creo que da más juego el angular que el zoom de dos aumentos (de más aumentos ya es otro tema).
La transición de una lente a otra es suave y nos permite elegir el encuadre que más nos convenga entre esas dos focales, pero también podemos saltar de una lente a otra rápidamente pulsando en el botón 1x. También tenemos la opción de usar zoom, pero aquí no tenemos lente telefoto por lo que todo queda de lado del software y, si lo llevamos al máximo, la pérdida de calidad es más que evidente. Volviendo al angular, es un 0,5x y nos da un encuadre muy amplio que no deforma en exceso. Tampoco se aprecian cambios de calidad o procesado entre las dos lentes, pero habrá que verlo con más detalle en el análisis a fondo
Esta generación introduce bastantes novedades en el apartado del vídeo, como la grabación en 4K a 60fps con las dos cámaras. En nuestra primera prueba el resultado ha sido muy bueno, tanto en calidad como en estabilización de imagen. De nuevo, en el análisis veremos como se comporta en más situaciones. Mención especial al editor de vídeo vitaminado que nos permite, además de cortar los clips, ajustar parámetros como exposición o contraste desde la propia app.
Y por último la cámara delantera. Aquí el iPhone 11 vuelve a ponerse a la altura de la gama Pro con un sensor de 12 megapíxeles y lente f/2.2. Tenemos modo retrato con los modos de iluminación y una novedad que dio mucho que hablar: los slofies. Lo confieso, es de las primeras cosas que he hecho al coger el iPhone. El resultado es bueno pero no deja de ser una función anecdótica que no creo que usara muy a menudo.
Decíamos al principio que el iPhone Xr se convirtió en el superventas de Apple en la anterior generación y el iPhone 11 es el encargado de replicar su éxito. A falta de probarlo con más detenimiento, parece que tiene muchas opciones para que así sea.
El iPhone 11 está al mismo nivel que sus hermanos mayores en muchos aspectos, destacando sobre todo esa potencia del Apple A13 Bionic o esa batería que augura una autonomía nunca vista en un iPhone. Tenemos una pantalla LCD pero no nos ha parecido que penalice la experiencia en absoluto. Sí puede ser una pega su tamaño, y es que 6,1 pulgadas con un diseño algo menos compacto de lo esperado se notan.
La cámara es el punto más débil con respecto al resto de la serie. No hay triple cámara, pero solamente supone un problema si antepones el zoom 2x. Sí tenemos grabación en 4K a 60 fps, el editor de vídeos y el gran angular. Hay diferencias con los 'pro' de la familia, pero a priori no nos parecen desventajas graves, sobre todo teniendo en cuenta que la diferencia de precio es bastante grande. Nos vemos en el análisis a fondo.
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