El mundo está perdiendo la guerra contra el carbón. Pese a ser una de las formas de generar energía que más CO2 producen, la quema de carbón es también una de las formas más económicas y funcionales. Según el acuerdo de París, países como Japón se han comprometido a controlar sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, pero lejos de cumplir estos objetivos, el gobierno nipón está apostando por nuevas plantas a carbón.
22 nuevas plantas en 17 lugares diferentes durante los próximos cinco años, justo en el momento en que la lucha contra el cambio climático pide poner freno a esta forma de generar energía. Y es que una de las consecuencias del desastre nuclear de Fukushima en 2011 fue el cierre del programa de energía nuclear en Japón, algo que ha provocado que el país tenga que optar por otras formas para poder abastecer de energía a su población. Porque como en Alemania, sin energía nuclear y sin poder basarse enteramente en energías renovables, las distintas variedades de carbón siguen suponiendo un gran porcentaje de la industria energética.
A través del portal Japan Coal Plant Tracker es posible observar cuáles son las plantas planeadas para los próximos años. Podemos ver cómo algunas han sido finalmente canceladas mientras que otras están ya bajo construcción, previstas para ser iniciadas a partir de 2022.
Según describen vecinos de Yokosuka al New York Times: "Es lo peor que podrían construir". Y es que estas 22 centrales juntas emitirían casi la misma cantidad de dióxido de carbono anual que todos los coches que se venden en un año en los EE.UU. Una cantidad de contaminación enorme que contrasta con el mensaje de Japón de intentar conseguir los JJ.OO 2020 lo más ecológicos posibles.
En Yokosuka la empresa Tokyo Electric Power Company, más conocida simplemente como Tepco, ya disponía de una central eléctrica en el mismo lugar donde se planea la construcción de dos de estas nuevas centrales a carbón. Pero la construcción ha generado mucha controversia entre los grupos ambientalistas. Según explica el NYT, Tokyo Electric declaró que las nuevas centrales no necesitaban una revisión ambiental completa, porque estaban siendo construidas en el mismo sitio que las instalaciones de quema de petróleo.
Para grupos ambientalistas como No Coal Japan, el problema es que se ha aceptado el proyecto sin una evaluación ambiental adecuada y se pone en peligro no solo a los vecinos de la zona, también al resto del planeta al contribuir al cambio climático.
"Japón promociona unas Olimpiadas de bajas emisiones, pero en el mismo año, comenzará a operar cinco nuevas centrales eléctricas de carbón que emitirán muchas veces más dióxido de carbono que cualquier cosa que las Olimpiadas puedan compensar", explicaba la activista Kimiko Hirata, directora de Kiko Network, durante la COP25.
Japón depende del carbón en más de un tercio de su energía. En el pasado, la energía nuclear llegó a suponer un porcentaje parecido, pero debido al desastre de Fukushima se reduce drásticamente hasta representar únicamente el 3% en 2017.
El carbón, junto al gas natural y el petróleo, representa aproximadamente el 80% de la generación de energía. Es decir, la mayoría de la energía en Japón se produce a partir de combustibles fósiles y únicamente el 16% se basa en energías renovables, con la hidroeléctrica como la más utilizada entre ellas, según los datos de EIA.
La crisis energética de Fukushima ha promovido esta apuesta de Japón por el carbón, pero no es el único motivo. El gobierno ha seguido manteniendo la creencia de que las empresas públicas del país deben seguir invirtiendo en combustibles fósiles para mantener una mezcla diversificada de fuentes de energía. Y es que la construcción de estas nuevas plantas de carbón no solo significa ampliar la producción, también renovar las plantas de carbón más antiguas.
Japón depende de las importaciones para la mayor parte de la energía, pero además de Fukushima, en la década de los 70 también decidieron abandonar parte del petróleo extranjero a raíz de la crisis del petróleo. Esto ha llevado a que desde hace años, Japón ha ido lenta pero progresivamente ampliando su apuesta por el carbón.
Países como Reino Unido, Francia o España tienen entre sus objetivos eliminar el uso del carbón para 2025 y por ejemplo en nuestro país, el uso del carbón representa menos del 14%. Pero como explica Yukari Takamura, experto en política climática del Instituto de Futuras Iniciativas de la Universidad de Tokio: "Japón es una anomalía entre las economías desarrolladas. La era del carbón está terminando, pero para Japón, está resultando muy difícil renunciar a una fuente de energía en la que ha dependido durante tanto tiempo".
Shinjiro Koizumi, Ministro de Ambiente y Energía de Japón, ha explicado que el país nipón "no puede declara una salida del carbón inmediata", aunque sí ha declarado que "el país se moverá constantemente hacia hacer de las energías renovables su principal fuente de energía". Unas promesas que contrastan con los planes de construcción de estas nuevas centrales basadas en el carbón. Para contrarrestarlo, el gobierno también ha explicado que Japón invertirá en tecnologías de captura y almacenamiento para limpiar las emisiones generadas por el carbón. Una tecnología que por el momento sigue sin estar disponible.
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