Amanece en Illescas y montañas de ladrillos apilados ocultan los primeros rayos anaranjados de la mañana. Los polígonos industriales están desiertos, las otrora boyantes fábricas de muebles, cerradas, y gran parte de la industria local, asociada históricamente a la construcción, se tambalea herida de muerte por la puñalada de la crisis, que desangra el pueblo lenta e inexorablemente. Estamos en 2012 y esta pequeña localidad toledana, de 24.581 habitantes, ha visto como su tasa de paro ha pasado del 7,57% al 27,52% en sólo seis años, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
En Illescas la crisis del ladrillo fue literal. Gran parte de la economía local dependía de las cementeras, fábricas de ladrillos y muebles que entraron en bancarrota tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y los desoladores efectos de la crisis económica de 2008. Hoy, sin embargo, ocho años después de alcanzar el pico de desempleo más alto de su historia reciente, el pueblo castellanomanchego vuelve a sonreír de la mano de la logística.
En ese tiempo importantes compañías como de Amazon, Airbus, H&M o SEUR han abierto grandes centros de distribución en la localidad toledana que han cambiado la cara al municipio. El de la compañía de Jeff Bezos es, de hecho, la mayor planta logística del gigante del comercio electrónico en España.
?La crisis afectó de manera muy particular a Illescas porque nuestro modelo productivo giraba en torno a la fabricación del ladrillo. Entre 2008 y 2013 estuvimos bastante mal, pasamos de tener seis fábricas de ladrillos activas a sólo una que funcionaba al 50% de su capacidad. Mucha gente se fue al paro. Pero ahora la tendencia se ha invertido totalmente porque hemos cambiado radicalmente para basar nuestra economía en la logística?, explica a Xataka Francisco Rodríguez, concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Illescas.
Gran parte de la culpa de este golpe de timón la tuvo el plan de ordenación urbanístico del año 2010 del consistorio illescano, por el que se proyectó un área logística e industrial de más de 3,5 millones de metros cuadrados, parcelas que superan los 240.000 metros cuadrados y manzanas con superficies superiores a los 500.000 metros cuadrados.
?En su día el ayuntamiento entendió que este producto urbanístico no existía en el centro de la Península. La burbuja inmobiliaria ya había explotado y los polígonos industriales de superficies pequeñas no tenían mucho sentido, cuando además había muchos de esas características repletos de naves vacías. Así que decidimos ampliar el tamaño de las parcelas para no cometer los mismos errores del pasado?, señala Rodríguez.
Y funcionó. Muchas empresas comenzaron a interesarse por las ventajas que ofrecía Illescas, tanto espaciales como fiscales, sin olvidar la cercanía a Madrid, a 40 kilómetros del municipio toledano.
?La diferencia entre Illescas y el municipio colindante más cercano en dirección a la capital es que éste ya está en la Comunidad de Madrid, y Castilla-La Mancha ofrece más ventajas desde el punto de vista fiscal y burocrático a estas empresas?, explica el concejal de Urbanismo illescano.
Según explica Rodríguez, al ser Castilla-La Mancha una región poco desarrollada desde el punto de vista empresarial para los estándares de la Unión Europea, la comunidad autónoma recibe ayudas que la Comunidad de Madrid no obtiene, como los fondos FEDER (Fondo Europeo de Desarrollo Regional), lo que le permite ofrecer una fiscalidad más ventajosa y líneas de financiación más favorables a las compañías.
Para Cristina Mora, Illescas fue un pueblo fantasma durante los años más duros de la crisis. Las calles estaban desiertas, los comercios vacíos, las fábricas cerradas y muchos de los habitantes del municipio en paro o trabajando fuera de la localidad durante todo el día.
?La logística ha dado un chute de energía al pueblo, ha brindado nuevas oportunidades a la gente de la localidad y ha hecho que Illescas crezca"
Su familia fue una de las que sufrió los estragos de la crisis con mayor crudeza: ?Mi padre trabajaba en una planta de cemento y se tuvo que prejubilar. Mi tío era empresario, tenía una fábrica de muebles y quebró. El mundo del ladrillo y el de la construcción, al que estábamos acostumbrados, se hundió y dañó mucho al pueblo?.
Ella, además, vivió su particular crisis: se separó de su pareja y, tras más de una década sin trabajar, con 35 años y en un contexto económico complicado, tuvo que encontrar la forma de reciclarse para conseguir un empleo.
?Yo era auxiliar sanitaria, pero después de tanto tiempo sin ejercer tenía que convalidar mis cursos y volver a examinarme. Además, tenía la desventaja de tener mucha menos experiencia laboral que otras personas de mi edad. Y entonces se cruzó en mi camino el curso de logística y me cambió la vida al 100%?, afirma.
El curso de logística es un programa formativo desarrollado por el Ayuntamiento de Illescas en colaboración con algunas de las empresas que han ido abriendo sus centros de distribución en el municipio. Según explica Francisco Rodríguez, las compañías comunican al consistorio los perfiles que van a necesitar y éste idea la formación en función de sus requisitos.
Macarena Álvarez también realizó este curso de formación. A ella la crisis le arrebató el negocio familiar de su padre, una joyería, y la arrojó a un periplo de suplencias en hostelería hasta que obtuvo el certificado de logística y almacén expedido por el ayuntamiento.
Ahora, tanto Cristina como Macarena trabajan en el centro de distribución de Amazon, como muchos illescanos a los que la logística les ha dado una segunda oportunidad. ?Mi primo, que trabajaba en una empresa de muebles, ahora está trabajando en FM Logistic. Y tengo amigos que están en Airbus. Se les han dado nuevas posibilidades a chicos jóvenes que no sabían cómo encauzar su vida laboral después de la crisis?, señala Mora.
Macarena Álvarez recuerda las montañas de palés de ladrillos que se amontonaban en las seis fábricas que tenía el pueblo antes de la crisis. ?Por la tarde estaban hasta arriba y al día siguiente por la mañana no quedaba nada, estaban vacías. Había mucho movimiento?.
Ahora lo que se acumula casi hasta el techo son los paquetes de Amazon y SEUR, las piezas de Airbus o las prendas de H&M. ?La logística ha dado un chute de energía al pueblo, ha brindado nuevas oportunidades a la gente de la localidad y ha hecho que Illescas crezca. No había oportunidades en la zona y ahora hasta viene gente de fuera a trabajar aquí?, explica Cristina Mora.
Tanto Álvarez como Mora señalan que la logística ha atraído al municipio a personas que antes trabajan en Madrid y a trabajadores de lugares tan diversos como Sevilla, Badajoz o Barcelona. ?La zona se ha revalorizado, el precio de la vivienda está creciendo y también el nivel de vida. Ahora es más complicado encontrar alquiler en Illescas, hay más comercios y mucha más gente en todos sitios?, señala Mora.
Estas empleadas de Amazon explican, además, que el trabajo que ha proporcionado la logística en Illescas es, a diferencia de otros lugares de España, de calidad. Al menos en sus casos y en el de las personas de su entorno.
Ambas han conseguido un puesto fijo en la compañía de Bezos tras encadenar contratos temporales de prueba durante los primeros meses -el centro logístico del ecommerce comenzó su actividad en abril de 2019- y se muestran contentas tanto con las condiciones de sus empleos como con el trato que reciben. ?Amazon es una empresa que te escucha y se preocupa por ti?, subraya Álvarez.
El cambio que ha experimentado Illescas también se traduce en cifras. La tasa de desempleo se ha reducido al 10,7% en 2019 desde aquel máximo histórico de 27,52% de 2012, según datos del INE. Asimismo, la población del municipio se ha incrementado en más de 7.000 habitantes en los últimos diez años. Y la naturaleza de la residencia también ha mutado: para muchos vecinos ha pasado de ser un pueblo dormitorio al lugar donde desarrollan su vida laboral.
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