El ajedrez tiene fama de ser lento y aburrido. Eso es algo peligroso en estos tiempos en el que las gratificaciones instantáneas y las microrráfagas de atención dominan nuestras vidas. Eso pone en problemas a este deporte ?el COI lo reconoció como tal en 1999? que juegan millones de personas en todo el mundo y que aún así necesita aires nuevos.
Eso es precisamente lo que le quiere dar Magnus Carlsen al juego. Aires nuevos. Lo ha hecho al organizar un torneo diferente y potencialmente revolucionario que lleva su nombre y en el que se enfrentan ocho de los mejores jugadores del mundo, él incluido. Las partidas se juegan y retransmiten online, son rápidas e incluso el sistema de puntuación cambia ligeramente. El ajedrez ya no es ni lento ni aburrido. De repente puede ser espectacular.
El mundo del ajedrez parecía estar al margen del coronavirus. Las cancelaciones de eventos tecnológicos y deportivos eran la norma como medida para evitar nuevos contagios, pero el ajedrez seguía adelante.
Así lo demostraba el Torneo de Candidatos, que hace un mes se estaba celebrando aún en la ciudad rusa de Yekaterinburgo, donde los ocho jugadores más fuertes del ranking FIDE (a excecpción de Carlsen) se medían allí en partidas clásicas con el objetivo de lograr la codiciada plaza para disputar el campeonato del mundo contra el citado Carlsen, que lo ostenta desde 2013.
Aquel torneó acabó cancelándose tras siete rondas celebradas de las 14 previstas. La FIDE reaccionaba al fin cuando el Gobierno de Rusia decidió cerrar el tráfico aéreo. Los jugadores fueron evacuados a sus hogares sin que se supiera cuándo o cómo iba a concluir dicha cita, clave en el circuito ajedrecístico de élite.
Eso hacía que el interés ajedrecístico se centrase en partidas online. Servicios como Twitch ya llevan tiempo demostrando que el ajedrez tiene un potencial enorme en este formato, sobre todo porque los jugadores suelen optar por partidas rápidas, mucho más dinámicas y, por supuesto, mucho más propensas a que los jugadores cometan errores.
Esa fue la oportunidad que Magnus Carlsen ha aprovechado para plantear un torneo diferente. Se trata del Magnus Carlsen Invitational, que reúne a ocho de los mejores jugadores del mundo tanto en modalidad clásica (partidas largas) como en partidas rápidas.
El campeón del mundo aprovechaba el confinamiento por el coronavirus para celebrar un evento singular. Para él esta situación era precisamente una oportunidad para revolucionar el juego. "El ajedrez", decía, "es único en el mundo de los deportes, ya que los movimientos son los mismos tanto si se juegan sobre un tablero de madera como si se realizan sobre la pantalla de un ordenador".
Las características del torneo son muy llamativas y lo diferencian de los formatos clásicos. El juego no cambia como tal, pero sí lo hacen muchos otros apartados:
Es online: los jugadores se enfrentan a través de la plataforma Chess24 ?de la que Magnus Carlsen es accionista?, pero además contará con medidas especiales para detectar trampas, como cámaras que permiten ver la actividad del jugador y de su computadora, y otras secretas. Como explicaba Leontxo García, a los jugadores no les sale a cuenta hacer trampas: de ser descubiertos, el desprestigio acabaría con sus carreras. Partidas rápidas: el formato de las partidas es de 15+10, esto es, 15 minutos de tiempo para cada jugador y 10 segundos por movimiento realizado. El torneo se aleja de los formatos clásicos con partidas mucho más largas, y sin ser partidas relámpago si que hacen que los jugadores tengan que pensar mucho más rápido y las partidas sean más dinámicas y propensas a errores. El riesgo es mayor, pero es que la recompensa también lo es, como veremos a continuación. Tres puntos para el ganador: la primera fase es una vuelta entre los ocho jugadores con dos duelos simultáneos de cuatro partidas cada día. Esas partidas puntúan como siempre (1 punto para el ganador, cero para el perdedor, 1/2 punto en caso de tablas), pero si al final de esas cuatro partidas se llega a tablas se celebra el llamado "Armagedón", una partida más rápida con cinco minutos para blancas (obligadas a ganar) y cuatro para las negras. El que gana el duelo sin Armagedón se lleva tres puntos (cero para el perdedor) como en el fútbol: el incentivo para arriesgar es claro. Si se llega a desempate, el ganador del duelo se lleva dos puntos y el perdedor uno (algo es algo). Tras esa fase inicial la segunda fase consiste de semifinales, duelo por tercer y cuarto puesto y la gran final (el próximo 3 de mayo)
La idea de Carlsen es interesante y atractiva para todos, sobre todo porque la recompensa es jugosa: 250.000 dólares en premios, la más alta de la historia en un torneo online.
La propuesta premia además el espectáculo y a quien arriesga, algo que precisamente trata de erradicar el juego conservador y esas críticas de que los jugadores de la élite "juegan de memoria" durante buena parte de las partidas clásicas.
Ocurrió por ejemplo en el último campeonato del mundo en el que todas las partidas de la fase regular entre Carlsen y Fabio Caruana acabaron en tablas. Solo el desempate con partidas semirápidas logró decantar la victoria hacia el lado de Carlsen.
El elenco de jugadores es también llamativo: además de Carlsen está Fabio Caruana, subcampeón del mundo en modalidad clásica, y Hikaru Nakamura, número uno del ránking en partidas relámpago.
Liren Ding, 3º del mundo en ambas modalidades, es otro de los candidatos, mientras que Maxime Vachier-Lagrave también tiene muchas papeletas. De hecho iba primero en el Torneo de Candidatos por sorpresa tras ocupar la plaza de Radjabov, que no quiso participar por miedo a contagiarse de coronavirus durante ese evento.
Junto a ellos está el ruso Ian Niepómniachi, que también lideraba ese Torneo, y el holandés Anish Giri, irregular pero prometedor. Sin embargo el que genera más expectación es el iraní Alireza Firouzja, un prodigio de 16 años que de hecho derrotó en partidas ultrarrápidas a Carlsen dos veces en las últimas semanas.
El torneo se emite a través de internet en Chess24 todos los días a partir de las 16:00 CEST con comentarios en nueve idiomas (en los canales de YouTube, como el de Chess24 en español cuyas retransmisiones son más futboleras que nunca), y representa sin duda una de las grandes oportunidades del ajedrez para convertirse en un deporte mucho más masivo y espectacular.
Uno que por fin deje atrás su fama de aburrido. ¿Una partidita?
Imagen | Microsoft
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