Google Stadia lleva ya un buen tiempo entre nosotros, pero todavía tiene margen de mejora, sobre todo en lo que a compatibilidad se refiere. Hasta el momento, solo un número limitado de modelos eran compatibles con el servicio, o lo que es lo mismo, solo en algunos terminales de Samsung, OnePlus y Pixel se podía jugar en streaming. Pero ya no, ya es posible jugar en cualquier móvil Android.
Se trata de una función experimental que Google ha implementado en la última versión de la app para Android. Gracias a ella, podemos "forzar" la compatibilidad con cualquier dispositivo y, de esa forma, jugar a los títulos que tengamos comprados o hayamos recibido dentro del programa Stadia Pro. Vamos a ver cómo se activa.
Lo cierto es que ya era posible saltarse la limitación de dispositivos anterior haciendo root y usando un módulo de Magisk, pero rootear el terminal entraña algunos riesgos. Este método es oficial y, si bien está en desarrollo y puede fallar, permitirá jugar en cualquier móvil sin mayores quebraderos de cabeza. Para activarlo, solo hay que hacer lo siguiente:
Abrimos la app de Google Stadia. Pulsamos en nuestro icono de perfil. En el menú, buscamos la sección "Experimentos". Activamos la casilla "Jugar en este dispositivo".
Al hacerlo, solamente tendremos que volver a la pantalla principal para ver que el icono que nos permitía iniciar el juego en un Chromecast o dispositivo compatible ha cambiado por el de jugar. Basta con pulsarlo para lanzar el juego y listo, se podrá jugar. He podido probar este sistema en un par de móviles Android no compatibles y, por el momento, no he tenido problemas en ninguno. Este mismo sistema, por cierto, funciona también en dispositivos Android TV.
Aquellos usuarios que tengan un mando de Google Stadia podrán conectarlo por USB para jugar con él. También es posible conectar un mando de Xbox o PS4. En el caso de no tener mando de ningún tipo, Google Stadia nos permitirá activar los controles táctiles. No son igual de rápidos y cómodos que los de un mando, pero pueden servir para echarse una partida rápida.
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