Estados Unidos ya no tiene el superordenador más potente del planeta. Y China tampoco. Lo tiene Japón, y, además, ha superado a las que eran las máquinas más poderosas hasta ahora de una forma abrumadora. Fugaku, que es como se llama el superordenador japonés que se ha colocado a la cabeza del TOP500, la lista que refleja cuáles son las máquinas más potentes del mundo, ha arrojado una capacidad de cálculo de nada menos que 415,5 petaflops en el test HPL (High Performance Linpack), que es una de las pruebas que se utilizan para evaluar el rendimiento de estas máquinas.
Summit, el superordenador estadounidense que hasta ahora encabezaba el TOP500, alcanzó en esta misma prueba 148,8 petaflops, lo que refleja con claridad la superioridad del nuevo monstruo japonés si nos ceñimos a su capacidad de cálculo en operaciones en coma flotante. Pero hay un dato que es aún más impactante: Fugaku puede alcanzar picos de 1.000 petaflops, o, lo que es lo mismo, 1 exaflop, cuando lleva a cabo operaciones en coma flotante de precisión simple, que se utilizan habitualmente en los algoritmos de inteligencia artificial y aprendizaje automático.
Este superordenador japonés forma parte de la infraestructura de RIKEN, un centro de supercomputación ubicado en Kobe. Los ingenieros que lo han diseñado han recurrido a los SoC A64FX de Fujitsu, unos microprocesadores que incorporan 48 núcleos ARM, lo que coloca a Fugaku como el primer superordenador con arquitectura ARM que consigue hacerse con el número 1 de la lista TOP500.
Los responsables de administrar esta máquina han confirmado que entrará en pleno funcionamiento en 2021, y, al igual que la mayor parte de los superordenadores que aparecen en la lista, se utilizará para impulsar proyectos científicos que pueden verse beneficiados por su descomunal capacidad de cálculo. Pero esto no es lo único que han anticipado. También han adelantado que jugará un rol clave en el diagnóstico de COVID-19 y estará involucrado en estudios que aspiran a conocer mejor las características del virus SARS-CoV-2 (el mismo que la mayor parte de nosotros conoce como coronavirus, sin más) que está golpeando a todo el planeta con tanta virulencia.
Después de la incursión de Fugaku en el TOP500 la segunda posición de la lista pasa a estar ocupada por Summit, el superordenador desarrollado por IBM para el OAK Ridge National Laboratory estadounidense. En la tercera posición se erige Sierra, la máquina del Lawrence Livermore National Laboratory, en California, que tiene una potencia de 94,6 petaflops, y que tiene una arquitectura muy similar a la de Summit. Y en la cuarta posición nos encontramos con el superordenador chino Sunway TaihuLight del centro de supercomputación NRCPC (China?s National Research Center of Parallel Computer Engineering & Technology), que tiene una potencia de 93 petaflops.
Además de evaluar la potencia de estos superordenadores, la clasificación TOP500 nos deja otros datos interesantes. China es el país que tiene actualmente más supercomputadores, con un total de 226 máquinas entre las 500 más potentes del planeta. Sin embargo, Estados Unidos es el país que suma más petaflops, con 644 frente a los 565 petaflops de China. Y Japón no queda nada mal posicionado en este ranking debido a que ocupa la tercera posición con 530 petaflops. En cualquier caso, estas son solo cifras; lo realmente relevante es para qué utilizamos toda esta potencia de cálculo. Confiemos en que estos superordenadores marquen la diferencia a la hora de resolver los muchos retos que la humanidad tiene por delante.
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