Cinco años han pasado desde el lanzamiento de Google Fotos. El servicio aspiraba a revolucionar la forma en la que almacenábamos las fotos con una propuesta disruptiva: almacenamiento ilimitado y gratuito de imágenes y vídeos en alta calidad. No era la máxima calidad, ya que Google Fotos comprimía ligeramente el contenido, pero la pérdida de calidad era despreciable. Google lo consiguió: convirtió Google Fotos en un sinónimo de nube para no pocos usuarios, entre los que me incluyo. Pero a partir del año que viene, todo cambiará.
La noticia saltó ayer con una tímida publicación en los perfiles sociales de Google Fotos y el blog de la compañía: Google Fotos va a eliminar el almacenamiento ilimitado y gratuito en alta calidad. A partir de junio de 2021, todo el contenido que se suba consumirá el espacio disponible en nuestra cuenta de Google, que se comparte entre Drive, Gmail y Google Fotos. Una jugada excelente, porque Google tiene la solución al problema: pasarse a un plan de pago de Google One. O tener un Google Pixel, claro. No está mal, y más ahora que Google Fotos había conseguido que subiese toda mi vida a la plataforma.
Yo fui de esos usuarios que apostaron por Google Fotos desde el momento uno. Recuerdo perfectamente el día de su presentación en el Google I/O de 2015. Me pareció un producto sobresaliente, una forma de tenerlo todo guardado en mi cuenta de Google, con las ventajas que eso supone para alguien que cambia de móvil cada dos por tres y que lleva, precisamente, desde el Google I/O 2015 apostando por la nube y dejando de lado el almacenamiento en local.
No miento si dijo que llevo cinco años usando Google Fotos como mi galería de fotos principal en cualquier móvil (es más, Google se encargó de llevar Google Fotos a todos los usuarios de Android preinstalándola en su sistema operativo móvil). Tengo, literalmente, mi vida subida a Google Fotos. La primera foto que hay en mi cuenta está fechada en 2001, cuando tenía siete años, así que teniendo ahora 26 os podéis hacer una idea.
Es más, hace unas cuantas semanas terminé de subir 22.000 fotos, unos 70 GB. Eran todas las fotos familiares que mis padres guardaban en diferentes ordenadores y discos duros. Todas están ordenadas en álbumes ordenados cronológicamente. Mi familia, que también usa Google Fotos, tiene acceso a ellos porque Google Fotos permite compartirlos con cualquier persona. Lo mismo con mis amigos.
Y es que esa era la clave de Google Fotos. Tener almacenamiento ilimitado y gratuito es un puntazo, no cabe duda, pero lo verdaderamente interesante es que Google Fotos es un almacén de recuerdos accesible desde cualquier lado. Da igual que estés en el ordenador, en el móvil o en la tablet. ¿Quieres recordar el viaje a Estepona en 2006? Buscas "Estepona 2006" y Google Fotos, usando los datos EXIF de las fotos, te las muestra. Es casi magia.
Precisamente por ello, que Google vaya a terminar con el almacenamiento gratuito de Google Fotos es un jarro de agua fría para los que, como yo, apostamos por el servicio desde el primer momento y volcamos toda nuestra vida en la plataforma. Porque a partir de ahora tocará pagar si queremos seguir haciéndolo. Y estas líneas no se escribirían si desde el momento uno Google hubiera dicho que este servicio pasaría a ser de pago, pero es que no ha sido así.
Hace un tiempo publiqué en Xataka un artículo titulado "Google Fotos es tan bueno que he acabado regalando todas mis fotografías a Google". Además de contar cómo uso la plataforma, hablé con un representante de Google. Le pregunté como es posible que un servicio al que se subieron 3.000 millones de fotos solo en el Día de Año Nuevo de 2017 fuese gratuito, a lo que me respondieron: "Google hace dinero de varias maneras incluyendo a través de los álbumes de fotos, pero la fuente primordial de las ganancias es a través de la publicidad", tras lo que dijeron:
"Gracias a las ganancias que se consiguen en otros productos que sí tienen publicidad podemos ofrecer todos nuestros servicios gratuitamente, incluyendo la aplicación de Fotos".
Y antes de que salga el argumento, no, desde Google me confirmaron que "no estamos usando tus fotos para entrenar nuestros modelos de aprendizaje automático". Por aquellos entonces comparábamos Google Fotos con el negocio de las maquinillas de afeitar: Google Fotos es la maquinilla: barata (gratis en ese caso), mientras que el resto de productos monetizados de Google son las cuchillas: caras. La idea es que llegues al ecosistema de Google por Google Fotos y te quedes usando el resto de servicios.
Ahora aseguran que se suben 28.000 millones de fotos y vídeos cada semana y esgrimen que "con el fin de dar la bienvenida a más recuerdos y construir Google Fotos para el futuro, estamos cambiando nuestra política de almacenamiento ilimitado de alta calidad" y que "este cambio también nos permite mantener el ritmo de la creciente demanda de almacenamiento".
Por estas palabras se puede entender que el negocio de Google Fotos no es sostenible, y puede que así sea, pero estamos hablando de una empresa (Alphabet) que solo en 2019 generó unos ingresos netos de 34.343 millones de dólares. No es una pequeña startup como Notion. Es un gigante tecnológico que, como Amazon, sabe de servidores y no es que carezca de recursos.
Se podría esgrimir que no es de recibo que después de cinco años ofreciendo este servicio, de preinstalar Google Fotos en Android, de haber afirmado que hay otros servicios que permiten la viabilidad de Google Fotos y de haber convencido a los usuarios para que usen su plataforma, Google haya decidido que a partir de junio de 2021 haya que pagar para seguir usándola una vez se llene el almacenamiento gratuito que tenemos en nuestra cuenta de Google.
Rompo una lanza a favor de la plataforma: todo el contenido subido hasta el momento no cuenta para el cómputo, así que en ese sentido no hay que preocuparse, al menos por ahora, porque el almacenamiento que se compre, sea en Google One o en Dropbox, a la larga se acabará llenando (fotos de mayor resolución y peso, vídeos en 4K y 8K...). Entonces tocará pasar a un plan de pago superior y, previsiblemente, más caro, aunque eso dependerá de cómo varíe el precio del GB con el paso de los años.
"Bueno, pues cambia de plataforma", podría decirse. Y sí, es una opción, pero hay dos problemas. El primero, y de nuevo, hablo de mi caso, es descargar las tropecientas mil fotos que tengo subidas a Google Fotos mediante Google Takeout. Eso, o importarlas a OneDrive o Flickr. El segundo, que no existe una alternativa que ofrezca exactamente lo mismo que ofrece Google Fotos. Todas las conocidas y populares, de una forma u otra, conllevan pagar.
El servicio más interesante es Amazon Photos. Corrijo: el servicio más interesante si eres suscriptor de Amazon Prime es Amazon Photos. Los usuarios Prime tienen almacenamiento en la nube ilimitado, gratuito, sin compresión y compatible con archivos RAW. Para acceder a él hay que estar dispuestos a pagar 36 euros al año que, todo sea dicho, merecen mucho la pena si compras a menudo en Amazon, usas Twitch, te gusta el contenido de Prime Video y, sobre todo, valoras subir tus fotos y vídeos a la nube.
El problema es que la app no está tan cuidada como la de Google Fotos y carece de algunas opciones interesantes. Por no hablar de que ya no es gratuita, sino que conlleva un pago anual de 36 euros al año. Eso, y claro, que ahora tocaría migrar todas las fotos de Google Fotos a Amazon Photos y eso, en según qué casos, pueden ser horas de subida y más horas de organización.
Las otras opciones son el almacenamiento en la nube convencional. Todas las plataformas, véanse Dropbox, MEGA, OneDrive, Box, Google One y compañía ofrecen cierta cantidad limitada de espacio y conseguir más supone pagar una mensualidad o una anualidad. Evidentemente, si queremos seguir usando Google Fotos el más interesante puede ser Google One, que por 10 euros mensuales o 100 euros anuales incluye 2 TB de almacenamiento con opción de compartir con la familia. Recordemos: se comparte con Drive, Gmail y Google Fotos.
Más allá de eso, poca cosa. Siempre se puede apostar por crear un servidor local en casa en el que almacenarlo todo (lo que supone un desembolso inicial y cierta pericia) o usar sistemas más automatizados como Piwigo, pero ninguno, absolutamente ninguno, es tan fácil de usar como Google Fotos.
La ventaja de estos servicios es que no solo sirven para las fotos, sino también para todo tipo de archivos. La desventaja es que ni de lejos tiene una interfaz tan cuidada como la de Google Fotos, tan enfocada a los recuerdos y a las memorias, tan enfocada, en definitiva, a lo que Google Fotos ha sido durante estos cinco años y que ahora, para desgracia de lo que apostamos fuerte por Google Fotos desde el inicio, va a dejar de ser. Al final será verdad que nadie da duros a pesetas.
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