Google está caído. Todos los servicios de Google, desde Meet hasta YouTube, no funcionan, ni desde el móvil ni desde el ordenador. Tampoco funciona Google Assistant, ergo no se pueden usar los altavoces conectados de Google y, por lo tanto, no se puede controlar el sistema domótico de casa como lo haríamos normalmente: con la voz. Resulta que Google se ha caído y no solo no puedo unirme a una videollamada, sino que tampoco puedo encender las luces del despacho.
Mi despacho tiene cuatro luces y las cuatro están conectadas al Google Nest Hub, el modelo con pantalla. Siempre que necesito encender la luz digo "OK Google, enciende la luz" u "OK Google, enciende la lámpara de arriba". Eso, o me levanto y enciendo las bombillas usando el acceso directo de la pantalla. Ninguna de las dos opciones funciona ahora mismo, lo cual lleva a pensar que, quizá, todavía no estamos del todo preparados para tenerlo absolutamente todo conectado y sin alternativa convencional.
Decir que vivo en la oscuridad si Google se cae es una verdad a medias, y más ahora que hay algo de luz en la calle y, por suerte, hay un interruptor analógico en la pared que me permite forzar las bombillas para que se enciendan. Como cualquier usuario de bombillas inteligentes sabrá, para controlar la bombilla de forma remota es necesario tener el interruptor siempre encendido y apagar la bombilla desde la app o usando la voz. La bombilla, entonces, se queda conectada y se enciende cuando recibe la orden.
My entire Google home has been rendered useless. I should have heeded the warnings of those who told me to install light switches.
— JB (@Joshbradford) December 14, 2020
La cosa es que la orden, en el caso de usar Google Assistant como asistente, llega a través de Google Assistant. Si Google Assistant no funciona, porque todos los servicios de Google están caídos, la orden no se procesa, las bombillas no se encienden y te quedas a oscuras. Esto mismo pasó hace algunos días cuando se cayeron parte de los servidores de Amazon y dispositivos como las Roombas y los timbres conectados dejaron de funcionar. La magia del Internet de las Cosas.
Y ese es el problema: que cuando todo depende de tener conexión a un servicio en concreto, en este caso de Google, si ese servicio se cae todo el sistema deja de funcionar. Eso, ahora mismo, en mi situación, no supone mayor problema porque tengo los interruptores analógicos de pared, pero podemos pensar en tener la cerradura de casa conectada, un sistema de vigilancia, un termostato (como el Nest, que tampoco funciona ahora mismo) o cualquier dispositivo más vital. Si se cae el servidor, el dispositivo se queda inutilizado.
tried to turn on my lights with google assistant and even that doesnt work
— Dougley (@Dougley35) December 14, 2020
Esto mismo lo podemos llevar a un caso más extremo y futurista: tener todo el hogar conectado e interconectado, como ese concepto que nos enseñaba LG hace algunas semanas. Si nos deshacemos de los interruptores analógicos y dependemos de que incluso el interruptor pueda comunicarse con los dispositivos por Internet, la casa, literalmente, no funciona por completo. No podemos encender las luces, no podemos abrir una puerta, no podemos hacer nada que suponga que el dispositivo A se comunique con el dispositivo B.
.@internetofshit
— Saas (Sander as a Service) (@Hertog6) December 14, 2020
Translation of the post-it: "Please knock because Google is down". #
Pero va más allá. Ahora mismo tampoco funcionan Google Classroom ni Google Meet, por lo que tampoco es viable dar clases online en el caso de que se empleen dichas plataformas. Tampoco va GMail, así que nada de enviar correos electrónicos. Google Fotos caído, Google Drive caído, y hasta Google Stadia caído, así que nada de jugar a 'Cyberpunk 2077' en la nube.
En resumidas cuentas, lo que este tipo de caídas demuestran es que la digitalización completa está todavía lejos de llegar y lejos de ser viable. Al menos ahora sigue siendo necesario tener un plan B tradicional, algo que permita interactuar con nuestro hogar si Google / Amazon / Microsoft se cae. Y no es algo menor, porque AWS (Amazon), Azure (Microsoft) y Google copan el 58% del mercado de la infraestructura web.
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