No es nada nuevo que hayamos cruzado límites alarmantes en cuestión de cambio climático, pero no por ello es algo que se deje de estudiar, sino todo lo contrario. De hecho, es posible que estemos más cerca del aumento de 1,5 grados centígrados con respecto a la temperatura global media de la época pre-industrial de lo que pensábamos.
Signos como que el mar de Laptev Ártico no se haya llegado a congelar por primera vez desde que se tiene registro o que la temperatura media del Atlántico haya vivido su década más calurosa en al menos 2.900 años hacen pensar que la media estaría aumentando a mayor ritmo del previsto, como apunta el trabajo de un grupo de investigadores de la Universidad de East Anglia en Reino Unido junto con la Met Office (el centro de meteorología del país).
Por tomar una referencia relativamente reciente, 2015 ya fue un año caluroso y de récord, seguido de 2016, 2017 y así en adelante en lo que es una terrible ristra de récords de temperaturas altas, por meses y en referencia a la media global. En 2015 se situaba en un aumento de 1ºC sobre la temperatura media de referencia que citábamos, viendo que esta media aumentaba 0,1 grados en 2016.
Puede parecer poco, pero es muchísimo si tenemos en cuenta sus efectos la progresión desde la época preindustrial, situada más o menos entre 1850 y 1900. Lo veíamos en un gráfico muy visual que mostraba el aumento de temperatura en ciertas ciudades, viendo que especialmente desde los años 70 el aumento era más general y exacerbado.
Viendo esto, en el Acuerdo de París de 2015 se estableció que la Tierra no debe calentarse más de 2ºC. De ahí que incluso una décima de aumento sea algo importante y que cobre importancia que los cálculos sean correctos y realistas.
Con esa intención estos investigadores han recalculado la variación de la temperatura desde el punto de referencia que antes citábamos. Concretamente han creado una nueva versión de los datos registrados de la superficie global desde 1850 hasta 2018 llamada HadCRUTS (Hadley Centre/Climatic Research Unit global surface temperature dataset), incluyendo datos de la temperatura de la superficie de los océanos y estaciones meteorológicas en tierra que no se tenían.
Con ello han observado que el aumento de temperatura era mayor del que se había calculado, especialmente en el hemisferio norte. Calculan que las temperaturas habrían aumentado un 18% más de lo que se había registrado, con lo que estaríamos más cerca de los 1,5ºC. Es un dato que además está más en la línea de lo que calculan la NASA y la NOAA, con lo cual estaríamos algo más cerca de alcanzar el punto que marca el Acuerdo de París de lo que aún se calculaba.
Según la ONU las probabilidades de que, por lo menos un año, superemos ese valor de referencia en más de 1,5° son del 20%. Según el estudio que daba ese valor (que citaba la ONU), la Tierra ya está 1ºC por encima del valor de referencia (el trabajo de la Met Office que citamos habla de 1,07°C) y en 2020 vamos por un promedio de 1,3º por encima, y "predicciones climáticas indican que la tendencia continuará" y que "es probable que la temperatura media mundial anual esté por lo menos un grado por encima en cada uno de los próximos cinco años (2020-2024)".
Así, habrá que acelerar los esfuerzos por reducir emisiones y todo aquello que favorezca el aumento global que temperatura, lo cual en gran parte depende de los gobiernos (más allá de lo que podamos hacer cada uno con nuestra huella de carbono) y las medidas que tomen. En España este año vimos que se declaraba el Estado de Emergencia Climática y hay otras medidas que también se centran en la descarbonización, como la prohibición de coches con motor de combustión que Francia y otros países han establecido para dentro de unos años.
Puede que esas metas hayan de establecerse con un plazo más corto (no para 2030 o 2040) y con ello evitar que haya datos como que el Valle de la Muerte vaya de récord en récord de temperatura más alta registrada en el planeta en un mismo año o que la Antártida registre temperatruas "increíbles y anormales".
Mientras tanto, seguiremos vigilando por tierra, mar y desde el espacio. Las agencias espaciales (normalmente en colaboración con la NOAA) siguen enviando misiones para poder controlar los cambios mejor, con más información, como Sentinel 6 (el satélite en forma de casita del que hablábamos hace poco), lo cual luego también nos ayuda a todos a ver de manera más gráfica cómo el cambio climático es un problema actual y global.
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