Mientras cada vez se venden más portátiles y sobremesas, el mercado de servidores permanece plano: aunque la facturación aumentó ligeramente (un 2,2 por ciento), el número de unidades vendidas fue de 5.453 servidores menos que el mismo período de 2019.
Sin embargo, entre todos los números que da IDC sobre el tercer trimestre del año, hay alguno que sobresale más que el resto: quienes venden servidores basados en procesadores ARM han experimentado un crecimiento del 430% en su facturación.
Normalmente, en este tipo de estudios las consultoras desgranan qué fabricantes son los que más han vendido y su posición en el ranking mundial. Pero en esta ocasión, además, IDC destaca tímidamente algunos datos sobre qué plataformas son las que mejor comportamiento han tenido durante el tercer trimestre del año.
Así, los servidores que tienen AMD han visto crecer su facturación un 112,4%, mientras que los que están basados en ARM lo han hecho en un 430,5%. Es cierto que cuando se parte de cifras más pequeñas es más fácil conseguir estos datos de crecimiento de hasta tres cifras (Intel todavía está detrás de la gran mayoría de los servidores del mundo), pero no deja de ser llamativo que hasta IDC destaque estos crecimientos de AMD y ARM en el mercado de servidores.
El dominio del mercado por parte de Intel siempre ha estado en el terreno de los PC y servidores, generalmente además asociados a entornos Windows (el famoso binomio Wintel). Mientras, los procesadores ARM han sido siempre fuertes en los teléfonos y las tablets así como en los dispositivos IoT. Su gran rendimiento por vatio, que sean baratos de diseñar, producir e implementar han sido algunas de las razones de su éxito.
Además, una de las grandes diferencias entre ARM e Intel es que mientras que la segunda diseña y fabrica sus propios chips, ARM licencia su propiedad intelectual para que otros puedan fabricar sus propios modelos. Es decir, las compañías pueden comprar los bloques de construcción necesarios y diseñar sus propios procesadores basados en ARMv7 o ARMv8, añadiendo otros componentes según sus necesidades (módems de alta velocidad y diferentes GPU, por nombrar algunos).
Esto llevó a algunos fabricantes de chips a adoptar un enfoque algo diferente y diseñar sus propios núcleos de CPU personalizados. Qualcomm y Apple fueron algunas de ellas. Ambas compañías son ahora importantes actores en el mercado de sistemas en chip (SoC) móviles, en los que, además del chip (ARM, en este caso) se añaden otros componentes de computación.
Además, el hecho de que ARM licencie sus diseños está permitiendo, según explica Adriano Galano, responsable de Inteligencia Artificial y Supercomputación para el sur de Europa de HPE, que muchas compañías (como Marvell, Amper o Fujitsu) diseñen procesadores para tareas muy específicas, muchas de ellas dirigidas a las grandes cargas de trabajo. "Por hacer una comparación, es como si en los vehículos personalizáramos los motores para cada tipo de coche: ciudad, todoterreno...)", explica Galano.
A ARM se le reconoce que sus procesadores convencionales tienen, en muchos aspectos, mejor comportamiento y rendimiento por vatio que los de la competencia. Por ejemplo, las tecnologías de procesamiento son energéticamente más eficientes en los servidores basados en ARM. Estos servidores consumen menos energía y requieren menos enfriamiento para funcionar a su potencial óptimo. Esta es una consideración importante para los centros de datos empresariales que tienen que procesar y almacenar toneladas de datos a diario.
Galano también explica que si comparásemos los procesadores ARM con los x86 o PowerPC en materia de Flpos (número de operaciones por coma flotante por segundo), los de ARM tienen más rendimiento que los equivalentes en las otras arquitecturas. Este responsable asegura que el ancho de banda de la memoria de los procesadores ARM es otra de las grandes ventajas de este tipo de chip. Pone un ejemplo: el último procesador ARM desarrollado por Fujitsu permite que en servidores como el Apollo 80 las aplicaciones se puedan ejecutar en memoria a 1 TB por segundo de ancho de banda.
En septiembre, nVidia anunciaba su intención de comprar ARM por 40.000 millones de dólares. Hace poco, la propia Nvidia sacaba pecho de que los próximos mayores super ordenadores europeos van a estar basados en servidores que emplean ARM.
¿Estamos ante el momento definitivo de ARM en servidores? Adriano Galano asegura que HPE fue la primera compañía en lanzar un servidor basado en ARM hace ya 4 ó 5 años, destinado precisamente a estos superordenadores (se incluyó en Astra, que llegó a ser el más potente del mundo). "La gran desventaja de la arquitectura ARM es que es una tecnología tan innovadora que hay poco conocimiento sobre ella", asegura este responsable.
No obstante, cree que en los próximos años el ecosistema seguirá creciendo, tanto en procesadores ("no he visto en 20 años tanta heterogeneidad en el mercado de semiconductores como ahora") como en aplicaciones. Por eso, y aunque e momento la presencia de procesadores ARM está más en servidores destinados a la alta computación, este responsable no descarta que, de aquí a unos años, puedan verse en unidades más comerciales en función de la demanda de empresas y de la disponibilidad de aplicaciones.
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