La Comisión Europea acepta los argumentos de Google. A través de un comunicado, Margrethe Vestager, Comisaria Europea de Competencia, explica que han aceptado la compra de Fitbit por parte de Google, anunciada a principios de 2019 y por un valor de 2.100 millones de dólares.
Durante el mes de agosto, la Comisión Europea abrió una investigación para comprobar cómo se utilizaban los datos de salud de los usuarios de estos dispositivos. En respuesta a ello, Google aseguró que "el acuerdo es sobre dispositivos, no sobre datos". Un argumento que la Unión Europea ha aceptado, pero donde antes ha realizado una investigación y ha remarcado distintos requisitos, en línea con la gran regulación propuesta esta semana para las empresas tecnológicas.
"Podemos aprobar la adquisición propuesta de Fitbit por parte de Google porque los compromisos garantizarán que el mercado de dispositivos portátiles y el incipiente espacio de salud digital permanecerán abiertos y competitivos. Los compromisos determinarán cómo Google puede utilizar los datos recopilados con fines publicitarios, cómo se protegerá la interoperabilidad entre dispositivos portátiles de la competencia y Android y cómo los usuarios pueden continuar compartiendo datos de salud, si así lo desean", explica Vestager.
Otro de los argumentos utilizados para aprobar la compra es que la penetración de mercado de Fitbit en Europa es limitado, en comparación con grandes marcas como Apple, Garmin y Samsung.
Entre las dudas que tenía Europa para aceptar esta compra estaba el uso de la publicidad. Google adquiere una gran base de datos de usuarios de Fitbit y sus datos de salud, una información que podría ser utilizada para personalizar anuncios y limitar a la competencia. La compra también provocaba dudas en el uso de la API de Fitbit y terceras compañías. Google podría limitar esta API y entorpecer pequeñas startups. Finalmente, Europa quería investigar si Google podía limitar la interoperabilidad de los dispositivos Fitbit y por ejemplo hacer que tengan más ventajas en Android.
Para "tranquilizar" a la Comisión, Google ha aceptado una serie de medidas que tendrá que cumplir durante 10 años, con posibilidad de extensión en caso que se considere oportuno.
Respecto a la publicidad, Google se ha comprometido a "no utilizar los datos de salud de los dispositivos de Fitbit para Google Ads, incluyendo los anuncios en buscadores e intermediarios". Esto incluye también los datos recolectados vía GPS, así como los insertados manualmente por los usuarios de Fitbit. Google mantendrá una separación técnica de los datos de usuario relevantes de Fitbit, que se mantendrán almacenados de manera separada. Adicionalmente, Google asegura que en Europa los usuarios podrán concretar o denegar el uso de los datos de salud en su cuenta de Google.
Para las dudas sobre interoperabilidad, Google ha asegurado que mantendrá el acceso a la Fitbit Web API sin cobrar por ello y que continuará ofreciendo a los fabricantes Android las API necesarias.
Respecto a Android, la Comisión Europea ha sido bastante específica. Google no puede eludir el compromiso con la API de Android duplicando funciones fuera de AOSP. Google debe mantener las funciones de interoperabilidad de manera abierta en el futuro y las distintas mejoras relacionadas con estas APIs, deben seguir siendo ofrecidas de manera libre a los competidores de Fitbit.
Con estos requisitos, Europa ha permitido a Google hacerse con la compra de Fitbit y empezar a vender smartwatches y pulseras inteligentes. Mientras los beneficios de la compra se centren en el hardware, la Comisión dará su visto bueno.