La proliferación de las casas de apuestas y salones de juego en España durante los últimos años ha traído, entre otras cosas, el auge de un oficio de cierta tradición en otros países, como Reino Unido, pero inédita en nuestro país hasta hace unos años: la del pronosticador de apuestas, también llamado tipster.
El tipster es la persona que se encarga de sugerir apuestas con cuotas interesantes y, según ellos, altas probabilidades de acierto, a clientes que les pagan por ello. Una vez reciben la información, deciden si apostar a ese pronóstico. Es un trabajo en proceso de profesionalización, por lo que es imposible conocer cuántas personas se dedican a ello en España. No obstante, hemos hablado con dos sobre las intrahistorias de esta nueva dedicación.
Lucas (nombre modificado a su petición para preservar su anonimato) ronda los 40 años. Siempre le gustó el deporte y se dedicó profesionalmente a ello en una rama relacionada, pero desde hace un año se dedica a los pronósticos. Está dado de alta como autónomo y sus ingresos suelen estar en unos mil euros netos mensuales, dinero que le llega mediante los clientes de sus canales de Telegram.
Los canales de Telegram son la base del negocio de los tipsters que operan de esta forma. Algunos tienen varios con distintas marcas, aunque el formato más habitual es el de un modelo freemium: existe un grupo abierto y gratuito que sirve como reclamo en el que se publican ciertos pronósticos, pero también otro cerrado, de acceso de pago (en el caso de Lucas, 20 euros mensuales) en el que se comunican muchos más.
El tipo de apuestas que sugiere Lucas es a número de goles (más de 1,5, más de 2,5, menos de 3,5...): anuncia el pronóstico y la probabilidad de que ocurra -según él- junto al stake recomendado. El stake es la cantidad indicada a apostar, entendiéndola como un porcentaje sobre el total de nuestra cantidad disponible para apostar. Un stake 3 significa un 3%; un stake 8, un 8%. Ninguna apuesta se recomienda por encima del 10%.
"Me paso el día pegado al móvil", dice Lucas. "Para atender a los clientes, que preguntan, se dan de alta... Y todo el día revisando posibles pronósticos, que los anuncio al día siguiente por la mañana", explica.
No hace falta aclarar que en el negocio de los pronósticos, el único que tiene aseguradas las ganancias es el tipster: nadie puede asegurar resultados -de hacerlo estaríamos hablando de amaños, lo cual es un delito- y ni siquiera sus estadísticas -las de los pocos que las publiquen- anteriores avalan a nadie, de la misma forma que en bolsa se repite hasta la saciedad el mantra de que las rentabilidades pasadas no significan rentabilidades futuras.
Otro tipster que no pide su anonimato es Juan Gayá, un balear que explica que "en el mundo de las apuestas nadie es vidente. Hay quien te promete hacerte millonario, pero esto no va así. Simplemente somos gente que quizás manejamos más información y entendemos más de fútbol que la mayoría".
Sus ingresos, que prefiere no revelar con exactitud, son fáciles de sacar, aunque sea de forma aproximada: él cobra 25 euros al mes a sus clientes de pago, los cuales nutren un grupo de entre 1.500 y 3.000 personas según el mes (en verano siempre cae esta cifra). Una horquilla que oscilaría entre los 30.000 y los 75.000 euros mensuales, extremo que él prefiere no detallar "por seguridad", si bien es cierto que en sus propias redes sociales publica imágenes opulentas que contrastan con el perfil moderado que quiere dar en prensa.
Dicen que la ensalada es buena.
— Juan Gaya Salom (@Juangayasalom) 19 de febrero de 2019
¿Os gusta la mia? pic.twitter.com/XMBOvVLYsu
Esta gran cifra de suscriptores se explica en parte con el éxito de su canal gratuito, que cuenta con algo más de 100.000 miembros. Allí, aparte de algunos pronósticos que deja caer, también reciben invitaciones a registrarse en diferentes casas de apuestas, con su correspondiente código de afiliado: por cada usuario que se registra con ese enlace, la casa de apuestas en cuestión paga un porcentaje de sus ingresos a Juan.
¿Problemas de dedicarse a esto? Juan nos cuenta que de la misma forma que cuando da un pronóstico acertado recibe muchas interacciones positivas, también se convierte en el blanco de las iras de muchos cuando pierden. "Han llegado a enviarme amenazas de muerte, a enviarme fotos que han conseguido de mi familia para amenazarme... Yo soy de los tipsters que dan la cara y el nombre porque no tengo nada que esconder, pero a veces pasan estas cosas".
Aunque se presenten en torno a estadísticas y conocimientos profundos, no hay que olvidar que los tipsters trabajan en torno a juegos de azar
Juan es de los que sí publican sus estadísticas desde 2018. Si no las publicase, tendría a alguien que lo hiciera por él: hay varios detractores que le acusan de estafar a la gente por fallar repetidamente con sus sugerencias y monitorizan sus pronósticos para extraer su rentabilidad (yield, en la jerga) mensual y anual.
Si bien es cierto que sus rentabilidades oscilan entre el -10% y el 10% la mayoría de meses, Juan achaca estos ataques a personas que han jugado con sus pronósticos pero sin atender al stake sugerido. "El stake es eso a lo que nadie hace caso. Si alguien tiene 100 euros para apostar y yo recomiendo un stake 3, tendrían que apostar tres euros, pero en lugar de eso apuestan los 100. Si la apuesta sale mal, lo pierden todo. Esto no va así", se excusa.
Lo cierto es que en algunas plataformas para seguir tipsters en las que se publican sus porcentajes de acierto, yield y otras estadísticas comprobamos que ni siquiera los más destacados tienen grandes ratios de victoria, estando la mayoría en torno al 50%, a veces incluso por debajo, y con rentabilidades en ocasiones negativas y en los casos positivos por debajo del doble dígito. Nada de ganancias multiplicadas de forma sostenida.
Lucas también nos habla sobre la mala percepción de ciertas personas hacia la figura del tipster. "Yo intento hacer las cosas bien, soy constante, miro mucho qué apuestas recomiendo... Pero en este mundillo, como no está profesionalizado, hay mucho crío que solo quiere llegar, cobrar por sugerir sin ningún fundamento y luego desaparece. Y hay gente que ha salido escaldada". En efecto, una búsqueda rápida nos lleva a mensajes, grupos y protestas por tipsters que se dieron a la fuga tras un historial de pérdidas.
Cuando un cliente apuesta orientado por un 'tipster' solo tienen asegurado el dinero el 'tipster' y la casa de apuestas, no el jugador
Desde Xataka pudimos comprobar lo sencillo que es darse de alta como como cliente de un tipster sin pasar por una verificación de edad. Preguntamos por ello a Juan, sobre si ha tenido problemas en alguna ocasión por tener clientes menores de edad. "Con menores no he tenido problemas, y si un padre me hablase por eso, le diría que la culpa posiblemente la culpa la tenga él, no yo. Si un menor quiere beber, va a beber; si quiere fumar, va a fumar; si quiere apostar, va a apostar. Es cuestión de educación. Yo le diría que si su hijo apuesta, seguramente fuma y bebe, y él no lo sabe".
Tampoco cree que su modelo de negocio favorezca la ludopatía. "El porcentaje de ludopatía creo que es un 0,05%, es alto, pero es el que es. El alcohol provoca enfermedades, el tabaco provoca enfermedades... Si nos dedicamos a prohibir todo nos vamos a Siria, donde todo está prohibido. La gente tiene derecho a hacer lo que quiera". Juan añade también que "sí que es cierto que alguna publicidad de casas de apuestas es algo desmedida".
La ludopatía, de hecho, afecta en España a unas 100.000 personas, un 0,25% de la población total y a un 7% de las personas que juegan a juegos de azar, según el VIII Informe "Percepción social sobre el juego de azar en España 2017", realizado por la Fundación Codere y la Universidad Carlos III de Madrid. No obstante, algunas asociaciones individuales cifran esta cantidad en unas 400.000 personas.
Imagen destacada | Baishampayan Ghose.
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