La de Google dejando de colaborar con Huawei y vetándole del uso de Android y sus servicios es una de las noticias del año. Solo el tiempo nos dejará saber cuáles serán las consecuencias. Huawei de momento ha podido decir poco más que seguirá actualizando -actualizaciones básicas de seguridad, no de sistema ni servicios- sus terminales y dándoles servicio posventa.
Mientras tanto, otra duda asalta a los consumidores: ¿Qué ocurre con Xiaomi, Oppo, OnePlus y compañía? También son fabricantes chinos, ¿acabarán siguiendo los pasos de Huawei? Respuesta corta: no. Respuesta larga: siga leyendo, querido lector.
Con ese nombre se describe al listado de personas, empresas, instituciones, organizaciones gubernamentales y otros tipos de personas jurídicas que la Oficina de Industria y Seguridad (BIS, por sus siglas en inglés) del Gobierno de Estados Unidos publica. Los miembros de este listado son considerados por el Gobierno como riesgos para la seguridad nacional. Y en esta lista está, desde la semana pasada, Huawei, ya que está considerada como sospechosa de espionaje.
El hecho de ser un fabricante chino no es suficiente, a día de hoy, como para considerar a nadie susceptible de acabar como Huawei
Las empresas nacionales que quieran exportar productos físicos o digitales a miembros de este listado están obligadas a obtener una licencia del BIS, cuya política por defecto es de "presunción de negación": lo habitual es que se denieguen las solicitud de estas licencias.
¿Están Xiaomi, Oppo u otros fabricantes chinos en esta lista? No, así que no hay ningún motivo para pensar en que puedan seguir los pasos de Huawei, al menos de momento y mientras que el gobierno de Trump no les considere como una amenaza para la seguridad de su país.
Desde Xataka hemos contactado con algunas de estas compañías: ni OnePlus ni Xiaomi ni Oppo tienen nada que decir al respecto, según han declarado las tres compañías a través de sus departamentos de comunicación.
Hay otra diferencia sustancial entre Huawei y el resto: como ya explicamos, el negocio principal de Huawei no está -aún- en la venta de smartphones, sino en el despliegue de infraestructuras de telecomunicaciones, y en plena carrera del 5G, parece un argumento de peso como para que Estados Unidos, en su creencia de las intenciones espiatorias que desde Huawei siempre han negado, endurezca sus medidas de prevención.
Esa teoría es la misma que explicaron ya en marzo en Business Insider. "Estados Unidos temía ceder el control de la infraestructura de las telecomunicaciones a las empresas chinas que tuvieran que ceder a las leyes de un régimen antidemocrático".
La ausencia de otros fabricantes en este negocio puede explicar que de momento salgan indemnes de la guerra comercial, aunque a Huawei también se le acusó de poder colaborar con la trama de espionaje a través de sus propios terminales y se aconsejó a países aliados no usar sus productos. Hay más: una exclusiva de Reuters en enero de este año desveló relaciones entre Huawei, Irán y Siria, una peligrosa línea para los intereses de Estados Unidos.
Si hay un fabricante que sabe bien a lo que se está enfrentando Huawei ahora mismo es ZTE, aunque su caso no fue exactamente el mismo. A estas alturas de 2018, el gobierno estadounidense prohibió expresamente a todas las empresas del país la venta o suministro de hardware y software a ZTE por un período de siete años, una sanción que llegó como consecuencia de violar acuerdos comerciales con Estados Unidos tras negociar con países como Irán y Corea del Norte. ZTE, por cierto, también está en el negocio de las redes, no solo en el de los móviles. Como Huawei.
Aquella sanción dejó seriamente tocada a la empresa, tal y como reconoció públicamente, y llegó a hacerle detener todas sus operaciones. ZTE, que llegó a quedarse sin suministro de Qualcomm, Dolby y compañía, pagó una sanción de 1.400 millones de dólares y pudo acabar volviendo a su actividad.
No obstante, mientras que Huawei, al figurar en la Entity List, tiene la posibilidad de volver a negociar con empresas estadounidenses si el gobierno lo autorizase bajo una solicitud de un tercero, con ZTE la prohibición fue total.
Las consecuencias para ZTE fueron desastrosas en ese momento, empezando por ver cómo el valor de su acción caía en picado (a fecha de hoy ya ha recuperado los niveles previos al bloqueo).
El listado completo actual no ha sido publicado todavía, pese a que según explicó Wilbur Ross, actual Secretario de Comercio, en una entrevista con Bloomberg, las normas se aplican desde que se realiza. El listado comprende entidades de varios países, aunque en el último se ha puesto especial énfasis en añadir empresas chinas.
En los últimos tiempos se ha intensificado la adición de empresas chinas a la Entity List
Solo en agosto de 2018 se añadieron cuarenta y cuatro entidades chinas, incluyendo empresas estatales, como China Aerospace Science and Industry o China Electronic Technology Group.
Desde Nikkei se apunta al efecto disuasorio que tiene este listado: el mero temor de violar las reglas puede llevar a las empresas a suspender la actividad de proyectos concretos o incluso a posponer ciertas inversiones y aperturas.
China, por su parte, ya comenzó a invertir 47.000 millones de dólares para crear su propia industria de chips y reducir la dependencia de la industria norteamericana. Sigue la guerra comercial.
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