La polémica que ha rodeado a 'Uncharted' desde que prácticamente se empezó a anunciar, si alguien tan joven como Tom Holland era apropiado o no para encarnar al protagonista de los videojuegos, Nathan Drake, se olvida al rato de empezar la película. Entre chistes, peleas y un par de diálogos muy bien ubicados, el espectador se deja llevar por la aventura y se olvida de que había un videojuego previo al que ser fiel.
Es el mejor elogio que se le puede brindar a una película basada en uno de los videojuegos más populares y masivamente queridos de los últimos tiempos, un icono de los títulos de exploración, acción y aventuras para el que una adaptación al cine tenía todo el sentido del mundo. Al fin y al cabo, Indiana Jones estaba ahí como una clara inspiración para el personaje de Drake (temerario, respondón y adorable), incluso más de lo que lo estaba su clara precedente en los videojuegos, Lara Croft.
Es decir, la comunicación entre videojuegos y cine estaba clarísima desde la misma estructura argumental de las creaciones de Naughty Dog: búsqueda de un tesoro perdido por todo el mundo, con villanos ambiciosos y personajes ambiguos que no está muy claro si son aliados del héroe o no. Y todo, por supuesto, con un tono festivo y despreocupado. La película de 'Uncharted', sin embargo, no tiene (ni quiere tener) la épica ni la espectacularidad a la vieja usanza de los Indiana Jones y se acerca más a 'La búsqueda', los dos trasuntos del héroe de Spielberg protagonizados por Nicolas Cage.
O más aún: a lo que en realidad se parece este Nathan Drake de Tom Holland es al Cóndor, el héroe que encarnó Jackie Chan en 'La armadura de Dios' y 'Operación Cóndor'. Las secuencias de acción con unos escenarios muy bien delimitados, con peleas llenas de acrobacias, sin demasiada violencia, con uso de objetos y la mayor parte del tiempo bien coreografiadas y editadas (la cosa flojea en el clímax, por desgracia, como si hubieran dejado esa tarea al montador de guardia) recuerda en sus mejores momentos al cine de la estrella de Hong Kong. Un alivio para las retinas y tímpanos más aturullados con el ruido y la furia del moderno cine de acción.
Y en realidad esa similitud es lo que hace que 'Uncharted' sea más una película de aventuras modesta, a pequeña escala, aunque lo que se busca sea un botín considerable: millones en oro escondido desde los tiempos de Magallanes. Pero los personajes parecen moverse en entornos muy concretos (catacumbas en Barcelona, una sala de subastas en Estados Unidos y zonas exóticas aisladas del mundo y más o menos indeterminadas), precisamente como niveles de un videojuego, y pasan de uno a otro sin casi interludios ni plomizas justificaciones.
El ritmo es considerable y la verosimilitud de la aventura muy limitada, pero el buen humor con el que la película afronta su propuesta hace que todo sea muy digerible. Y ahí es donde funciona la química entre los dos protagonistas, Tom Holland y Mark Wahlberg, que acentúan aún más la relación de mentor y alumno de los videojuegos gracias a la rebaja de edades. De nuevo, los cambios son notorios con respecto al videojuego (como pasa en tantas historias de origen, da la impresión de que la adaptación más fiel empieza justo donde acaba esta película, con la segunda entrega), pero solo molestará a quien haya venido con la lista de quejas ya escrita de casa.
Porque es cierto que el enfoque de videojuego y película, sobre todo en el retrato de Drake, van en distintas direcciones: aunque el sentido del humor y ese afrontar el peligro de forma despreocupada e insensata lo tienen en común, Holland da vida a un jovenzuelo inexperto e impulsivo. Y el Drake de los videojuegos es un ladrón de guante blanco al que no le tiembla el pulso a la hora de usar la violencia.
Pero de nuevo, son detalles en los que no vale la pena detenerse porque sí, es cierto, todos recordamos a Nathan Fillion como un Drake perfecto, pero el espíritu blanco y despreocupado de los videojuegos está aquí. El director Ruben Fleischer está más cerca de sus verbeneras 'Zombieland' que del divertido desbarajuste de 'Venom', pero secuencias como el largo clímax y su excepcional sentido del ritmo y de la acción demente demuestran que 'Uncharted' podrá no parecerse demasiado a su inspiración, pero tampoco hacía demasiada falta.
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