Estamos solos. No sé si en el Universo, pero desde luego sí en la Tierra. Las últimas décadas con ese rosario de neandertales, devinsonianos y hombrecillos de las flores deja claro no solo que hubo un tiempo en que el mundo estaba lleno de otros seres humanos, sino que somos los últimos. Pero no por mucho tiempo.
Y es que hay algo claro: cuando nos convirtamos en una 'especie interplanetaria', por usar la célebre expresión de Elon Musk, nos llevaremos la evolución con nosotros. ¿Qué sucederá entonces? ¿Qué pasará si tenemos éxito y empezamos a habitar a largo plazo el resto de planetas del sistema solar? Que cambiaremos de forma radical.
Sobre eso, sobre lo que les sucederá a las colonias espaciales en el largo plazo, reflexionaba hace unos días Scott Solomon, profesor de biología de la Universidad de Rice. "Lo que es más interesante para mí como biólogo evolutivo [no es si tendremos éxito sino] ¿qué pasa si realmente lo tenemos?".
"No creo que haya habido tanta discusión sobre qué pasaría con las personas que vivan en estas colonias generaciones después" de nuestra llegada, continuaba Solomon. Y, si excluimos cosas como la colosal The Expanse, lleva razón. Expuestos a condiciones ambientales radicalmente distintos a los de aquí en la Tierra es previsible que las mutaciones comiencen a surgir en cascada a través de todo el genoma.
De hecho, como decían en Futurism, el mismo Solomon tiene una charla TED en la que repasa los efectos más probables que sufrirán los colonos. El biólogo explica que, en solo dos generaciones, los marcianos necesitarán gafas para la miopía, tendrán serios problemas inmunológicos y asuntos como el embarazo y el parto serán mucho más peligrosos. Y esto por comentar sola algunas cuestiones.
Pero la más llamativa de las ideas de Solomon es otra. Según su punto de vista, en solo dos generaciones, los marcianos deberían dejar de reproducirse con los terrícolas. La supervivencia a largo plazo de las comunidades marcianas conlleva una adaptación biológica específica (como la de los inuit en el ártico, por ejemplo) y la mezcla genética con los terrícolas solo retrasaría ese proceso. La unidad de la especie estará en detrimento de el éxito adaptativo de los humanos extraterrestres.
Para Solomon, ni siquiera será fácil contactar entre las distintas comunidades porque los protocolos anticontaminación tenderán a crear espacios asépticos en el espacio y a deprimir el sistema nervioso de los marcianos. En ese escenario, cualquier contacto con los 'sucios' terrícolas será peligroso. En esto creo que está minusvalorando la capacidad de microbios para acompañarnos aunque no queramos.
Pero sí es cierto que incluso aunque todos conservemos sistemas inmunitarios potentes, los patógenos evolucionarán tanto o más rápido que nosotros y no está claro si estaremos preparados para combatir nuevas enfermedades. Sea como sea, la conclusión, es que "si finalmente llegamos a habitar múltiples mundos dispersos por el sistema solar, con el tiempo, podremos ver la evolución de una gran cantidad de nuevas especies humanas".
Y me parece algo sobre lo que deberemos reflexionar ahora que gente como Jeff Bezos "ve a un trillón de personas viviendo en el espacio" y quiere volver a la Luna, "pero esta vez para quedarnos" o Musk sigue empeñado de mirar a Marte. En realidad, no se trata de hacer al Homo sapiens una especie interplanetaria, se trata de hacer humanos radicalmente nuevos con todo lo que eso conlleva.
Eso sí: no será un adiós, será un hasta luego. Porque, en fin, uno nunca sabe.
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