Luke Correia, actor y locutor canadiense, publicó un tuit hace unos meses en el que acuñó un nuevo término para referirse al Internet de esta era, "discordización". Gaming Ideology, una web especializada en videojuegos, ya usó este término un mes antes, pero con un enfoque muy distinto y acotado a QQ, una aplicación china de mensajería.
Correia hizo referencia a la "discordización" de Internet como el fenómeno causado por la transición de la información, de webs abiertas e indexadas que hacían fácil localizar el contenido a plataformas semiabiertas o cerradas en las que los contenidos se opacan y se hace mucho más difícil llegar a ellos. De océanos a jardines vallados.
Discord se ha llevado la metonimia de un término peyorativo, pero no tiene la culpa de este fenómeno. Simplemente hacerse importante tiene peajes a pagar como este, y el ejemplo de Discord es perfecto: comunidades que comparten mensajes y conversaciones a menudo interesantes, que resultarían útiles a mucha gente más allá de la que también está en ese servidor, pero a donde resulta casi imposible llegar para quien está fuera. En una web, serían accesibles a través de cualquier buscador, y los hipervínculos ayudarían a su difusión y localización. Lo mismo aplica a otros entornos como cuentas de Twitter con el candado puesto o grupos de Telegram.
En un nivel inferior, que sigue siendo accesible pero donde la información está acotada y tiene su presencia en buscadores muy reñida, están entornos como Reddit, o Forocoches. Ningún editor de ningún gran medio publicaría sus dudas sobre temas personales o embarazosos como qué hacer ante una situación financiera delicada o cómo tratar una incipiente almorrana, pero en ambientes anónimos como Reddit o Forocoches, sí.
De ahí sale otra tendencia que aumenta con el paso de los años: añadir coletillas como esa, 'reddit' o 'forocoches' (que también tiene hilos privados) a lo que buscamos en Google. Algo que en el fondo no es más que una forma de cribar resultados de fuentes en las que no confiamos para acudir directamente a las que sí. Internet se ha vuelto un poco hostil.
Los entornos cerrados y las plataformas que no indexan en buscadores van aumentando su relevancia
Dicho de otro modo, estamos hartos de ver pirañas del SEO tratando de colarnos información clónica, prescindible, intercambiable para monetizarnos con anuncios o enlaces afiliados, y por eso nos vamos a donde suponemos que hay una cierta pureza. O donde confiamos de antemano en las personas que están detrás de esos proyectos.
Otra desventaja es, en el caso de que logremos llegar a localizar algo relevante que está oculto en un servidor de Discord, por no salirnos del ejemplo, tener que dar pasos tediosos hasta acceder a esa información. Por supuesto que hay cosas peores en esta vida, pero para alguien sin cuenta en Discord que ni siquiera sabe qué es, tener que descargarlo, darse de alta y entender su funcionamiento básico hasta llegar al contenido que le interesa es un pequeño suplicio. Y menos mal que su buscador es muy bueno.
Y el caso de los vídeos es simplemente desesperante. No todos los tutoriales han de llevarse al formato vídeo. La lectura diagonal, aliada en la economización del conocimiento que solo queremos para resolver un problema, se hace imposible. Y ahí estamos en YouTube, dando saltos hasta localizar el fragmento de diez segundos que nos interesa y maldiciendo el día en que YouTube desincentivó los vídeos inferiores a diez minutos.
Substack, a quien se le está poniendo cara de Medium, lleva un camino similar. Su última decisión fue la de lanzar una aplicación para que los lectores puedan centralizar ahí la lectura de sus suscripciones, incluso renunciando a la llegada de correos. Y así reforzar su posición de intermediario y controlar la experiencia. Más muros.
Uno se acuerda de cuando muchos de los foros que ya murieron o que yacen inactivos ofrecían FAQs e hilos indexados, localizables, accesibles. Igual que webs en formato web, que no se llevaban lo mollar a jardines vallados. Solo nos queda sacudirnos el polvo de la nostalgia, asumir que los tiempos cambian y dejar de contarnos canas. Es el mercado, amigo.