Hay quien anda por ahí dándolo todo en los benchmarks, al tiempo que disminuye el rendimiento en el "mundo real", el uso cotidiano. Fue el caso de Samsung limitando el rendimiento de ciertas apps con su GOS, y en nuestros recientes análisis de los Xiaomi 12 Pro y 12 hemos visto cómo, a pesar de dar puntuaciones altísimas en benchmarks, el throttling está presente incluso con el móvil en frío, haciendo que su rendimiento se reduzca.
¿Y si los fabricantes tuvieran razón al limitar? Todos queremos un móvil potente. Pero también queremos que la batería dure. Y que no se caliente. Y que sea longevo. Quizás limitar el rendimiento tenga sentido, y el problema sea la constante guerra por los números. El darse golpes en el pecho por ver quién destaca más en las pruebas sintéticas.
Para entender qué está empezando a verse en esta última generación de gama alta a nivel de benchmarks, es necesario hablar de los tres grandes actores del mercado de los chips en móviles: Apple, Qualcomm y MediaTek. Históricamente, los mejores procesadores Android han estado en manos de Qualcomm, alejada de una (antiguamente) ineficiente MediaTek que contaba con procesadores gastones y lentos. Las cosas están cambiando.
Para la generación 2022 Qualcomm presentó el Snapdragon 8 Gen 1, un procesador potente, pero que demanda muchísima energía. El movimiento no es nuevo, y es que el propio Snapdragon 888 ya era un procesador que calentaba en exceso los teléfonos y consumía bastante. Si bien Apple juega en otra liga a nivel de chips en móvil, las pruebas técnicas nos indican diferencias que permiten ilustrar perfectamente la problemática.
iPhone 13 Pro (rendimiento pico) | Samsung Galaxy S21U (rendimiento pico) | iPhone 13 Pro (tras throttling) | Samsung Galaxy S21U (tras throttling) | |
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Consumo energético (W) | 6,7W | 8,1W | 3,58W | 2,81W |
Rendimiento (FPS) | 54,24 FPS | 29,82 FPS | 33,43 FPS | 18,94 FPS |
En esta tabla, con datos de Anandtech, vemos la poca eficiencia energética del Snapdragon 888. Hay un dato muy curioso: el 888, montado en un Galaxy S21 Ultra en su pico máximo de rendimiento, consume más y corre a menos FPS que un A15 Bionic que ya ha bajado su rendimiento tras el throttling.
No queremos abrir aquí una batalla por la potencia, sino mostrar la enorme cantidad de energía que están empezando a demandar algunos chips para lograr mover gráficos por encima de los 30 FPS en pruebas como GFXBench (1440p High offscreen), algo que se acaba extrapolando a juegos pesados.
Se entiende esto aún mejor con una imagen del test Perfdog. A la izquierda vemos un S22 Ultra corriendo Genshin Impact con la limitación de Samsung activa, y a la derecha el mismo móvil, el mismo juego, y sin limitaciones. ¿Qué vemos? Que para ganar 10 FPS el consumo es casi el doble. Si el móvil sostuviera esos 8, 9 o 10W durante una partida, la batería sencillamente volaría, y el calor se haría notar de lo lindo.
Otras fuentes, exprimiendo al máximo el rendimiento de los nuevos MediaTek 8100 y 9000, muestran que es posible quedar cerca de Apple a nivel de eficiencia energética.
Apple A15 Bionic (pico) | Qualcomm Snapdragon 8 Gen 1 (pico) | Qualcomm Snapdragon 888 (pico) | MediaTek Dimensity 9000 (pico) | Apple A14 Bionic | |
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Consumo (W) | 7,9W | 11,2W | 9W | 8,2W | 8W |
Rendimiento (FPS) | 54 FPS | 43 FPS | 29 FPS | 42 FPS | 40 FPS |
El dato más curioso aquí es que, para dar 1 FPS más que el MediaTek Dimensity 9000, el Snapdragon 8 Gen 1 necesita 3W más, un consumo completamente disparado que ha de regularse si queremos tener un rendimiento sostenido equilibrado. El salto de los cinco a los cuatro nanómetros parece haberlo aprovechado mejor MediaTek, aunque incluso con el 8100 (5nm) están logrando una gran eficiencia. Pese a esto, Apple es la que menos consume, sin haber bajado aún a los 4nm.
Tiene sentido que los fabricantes estén limitando el rendimiento de sus terminales. El problema son los benchmarks, donde ninguno quiere quedarse atrás. Una guerra por los números, por quedar por encima en un ranking que no refleja uso real, y en la que muestran que nadie está logrando aprovechar la potencia real de los procesadores, ya que no están lo suficientemente optimizados para ello.
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