Ya está hecho. Yasutoshi Nishimura, el ministro de Economía, Comercio e Industria de Japón, ha confirmado que el Gobierno de su país prohibirá la venta a China de 23 categorías de equipos involucrados en la fabricación de semiconductores avanzados. Esta medida entrará en vigor durante el próximo mes de julio y representa la consolidación definitiva de una alianza liderada por Estados Unidos que tiene el propósito de frenar el desarrollo tecnológico de China y asfixiar su industria armamentística.
Con esta decisión el Gobierno japonés sigue los pasos de la Administración de Países Bajos, que a principios del pasado mes de marzo también decidió prohibir la venta a China de los equipos litográficos más avanzados que produce ASML. Esta compañía es la única que tiene la capacidad de fabricar máquinas de litografía de ultravioleta extremo (UVE), que son los equipos más sofisticados que se utilizan actualmente para producir chips de alta integración.
Europa en su conjunto y Corea del Sur también se han alineado con EEUU frente a China, pero Países Bajos y Japón tienen la capacidad de infligir al país liderado por Xi Jinping más daño que ningún otro si nos ceñimos al desarrollo de su industria de los semiconductores. Países Bajos tiene a ASML, pero no debemos pasar por alto que Japón controla Nikon, Canon y Tokyo Electron, entre otras compañías que en gran medida desarrollan su negocio en la industria de los chips.
Nikon y Canon producen equipos avanzados de litografía, y Tokyo Electron fabrica, entre otros dispositivos, las máquinas que se encargan de recubrir las obleas con fotorresina en la mayor parte de las plantas de semiconductores más avanzadas del planeta. En adelante China no va a tener acceso a los equipos más avanzados que desarrollan estas empresas, y no le va a resultar nada fácil encajar un golpe tan duro. Su única opción está sobre la mesa: independizar su industria de los chips de las potencias extranjeras.
A ASML le llevó dos décadas poner a punto sus equipos de fotolitografía de ultravioleta extremo
Probablemente este gigantesco país asiático tiene los recursos necesarios para producir sus propios equipos avanzados de litografía, pero necesitará invertir mucho tiempo en este proceso. De hecho, a ASML le llevó dos décadas poner a punto sus equipos de fotolitografía de ultravioleta extremo. Y contó con la ayuda de empresas y equipos de investigación estadounidenses, alemanes y de otros países, así como con el respaldo económico de grandes inversores.
En esta coyuntura si nos ceñimos a la industria de los chips es evidente que a corto y medio plazo la alianza liderada por Estados Unidos tiene la sartén agarrada por el mango. A China le va a costar retomar el rumbo, pero esto no quiere decir que la Administración de Xi Jinping no pueda hacer nada para defenderse. Por supuesto que puede. Y lo está haciendo. Una de las primeras medidas que ha tomado consiste en pagar a EEUU con su misma moneda investigando a Micron Technology, que es el mayor fabricante de memorias estadounidense.
No obstante, puede hacer algo más. Algo, incluso, más contundente: impedir a las empresas extranjeras más sensibles el acceso al descomunal mercado chino. Precisamente ASML se encuentra en una posición delicada debido a que el mandato del Gobierno de Países Bajos que le impide vender sus equipos de litografía UVE y UVP a China puede provocar que el Gobierno de Xi Jinping decida no comprar nada a esta empresa. Peter Wennink, el director general de ASML, se reunió la semana pasada con Wang Wentao, el ministro de Comercio chino, para aliviar la tensión entre ambos países y evitar que su empresa pierda este mercado.
Por otro lado, el Gobierno chino no se ha mantenido a la expectativa ante la prohibición que ha aprobado el Ejecutivo nipón. Mao Ning, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, ha asegurado que "la utilización de la economía, el comercio y la tecnología como si fuesen un arma con el propósito de desestabilizar la cadena industrial global no herirá solo a los demás; también dañará a quien realiza estas prácticas". No cabe duda de que es una advertencia en toda regla que no está dirigida únicamente a Japón; también está destinada a Estados Unidos y sus aliados.
Imagen de portada: ASML
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