Estados Unidos hizo la vista gorda con sus grandes tecnológicas durante años. No prestaba demasiada atención a si abusaban de su posición de privilegio o tenían comportamientos monopolísticos y anticompetitivos, algo que sí perseguía la Unión Europea. Eso ha cambiado, y estamos viendo cómo una tras otra las Big Tech están siendo objeto de escrutinio en las cortes judiciales estadounidenses. No solo eso: la amenaza para esos gigantes es la de acabar troceados.
FTC contra Meta. El juicio de la Federal Trade Commission (FTC) de Estados Unidos contra Meta comenzó ayer, y durante dos meses tratará de decidir si la empresa creada por Mark Zuckerberg es un monopolio en el mercado de los "servicios de redes sociales personales". Las consecuencias pueden ser enormes para Meta, que podría verse obligada a dividirse en varias empresas.
Zuckerberg en el estrado. Como señalan en The New York Times, Mark Zuckerberg acudió ayer como testigo para defender "su imperio de redes sociales". Los abogados de la FTC mostraron varios correos electrónicos en los que plantearon su argumentación: que Meta "cimentó ilegalmente un monopolio de redes sociales al adquirir Instagram y Meta cuando eran pequeñas startups".
Si es una amenaza para tu dominio, cómpralo. La táctica de los abogados de la FTC es la de demostrar que Meta usó su posición de privilegio para comprar a empresas que podían representar una amenaza en el futuro. Es la estrategia que algunos denominan (con razón) "mejor comprar que competir". A esas acusaciones Zuckerberg contestó diciendo que acabaron invirtiendo un montón de dinero en ellas tras comprarlas, pero haciéndolo lograron no solo reforzar su posición dominante, sino eliminar esas amenazas que planteaban Instagram o WhatsApp.
La FTC plantea trocear Meta. Si el gobierno gana el juicio, señalan en el Times, la FTC probablemente pida que Meta se divida en varias partes. Así, Instagram y WhatsApp podrían ser empresas independientes que competirían entre sí con Facebook, o al menos esa sería la intención del gobierno.
Demasiado poder. Así, el gobierno debe demostrar que Meta no hubiera tenido el mismo éxito sin esas adquisiciones. Es algo realmente complicado, pero esto forma parte del esfuerzo de los últimos años por tratar de mitigar el enorme poder que tienen los gigantes tecnológicos. Esas posiciones de privilegio permiten a estas empresas influir de forma clara en el intercambio de ideas, el entretenimiento y por supuesto el debate político.
Un juez peculiar. El caso está presidido por el juez James Boasberg, de 62 años, que ya se enfrentó a una decisión de Trump en un caso previo pero que sobre todo llama la atención por unhecho: afirma que jamás ha usado las aplicaciones de Meta, aunque sí está familiarizado con Facebook Live, que se ha utilizado en algunos casos criminales.
Google está en las mismas. El pasado verano, el juez federal Amit Mehta pronunció unas palabras que no por evidentes eran menos importantes: "Google es un monopolio". Lo decía en la sentencia del juicio antimonopolio por sus prácticas en los mercados de búsqueda y publicidad. Aún no se han definido las consecuencias de esa derrota histórica, pero eso supuso una primera gran señal de alarma para las grandes empresas de EEUU, que ahora también están sujetas a un importante escrutinio allí.
Y amenaza de "troceo".Las multas no parecen funcionar como castigo para este tipo de empresas, y desde hace años se baraja otra opción que políticos como la senadora Warren defienden para actuar contra las Big Tech: trocearlas. En el caso de Google, la sentencia podría obligar a Alphabet, la matriz, a desprenderse de Chrome e incluso de Android.
Apple, otro de los objetivos. En marzo de 2024 el Departamento de Defensa (DoJ) acusó a Apple de ser un monopolio y de cerrar el iPhone e iOS ante los competidores. Estados Unidos seguía así los pasos de Europa, aunque en este caso, que aún no ha concluido, no se planteó una escisión de la compañía.
Amazon es un monopolio. Años antes el Congreso de los EEUU ya llegó a la conclusión de que Amazon era un monopolio en el ámbito del comercio electrónico. La larga investigación acabó con un documento de casi 500 páginas, pero no tuvo consecuencias específicas más allá de un intento de reformar la legislación al respecto.
EEUU sigue la estela de la UE. Durante años la Unión Europea ha sido la némesis de las grandes empresas tecnológicas de EEUU, a las que ha frenado con multas y sentencias que castigaban prácticas anticompetitivas. Lo vimos hace unos meses cuando Meta recibió una multa de casi 800 millones de euros por uno de este tipo de casos.
El nuevo azote de las Big Tech. Microsoft fue claro objetivo de la Comisión Europea a principios de siglo, y desde entonces los casos antimonopolio se han sucedido de forma constante, como bien saben empresas como Google o Apple. En EEUU tales cuestiones parecían estar en segundo plano, pero de un tiempo a esta parte la justicia estadounidense se ha puesto muy seria con estas empresas, como hemos podido comprobar con Amazon, Apple, Google y ahora Meta.
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