En nuestros análisis de smartphones gaming como el Black Shark 2 nos planteábais un reto: tratar de medir cuándo de real y cuánto de marketing tenían los sistemas de refrigeración especiales de este tipo de terminales.
Los modelos de ASUS, Xiaomi o el reciente Red Magic 3 de Nubia presumen de sistemas de refrigeración líquida o incluso con ventiladores por primera vez en un smartphones. ¿Realmente consiguen que nuestro teléfono no baje de rendimiento por mucho que lo sometamos a sesiones de juego intensivas y calor excesivo en la CPU? Vamos a comprobarlo.
Los tres terminales que hemos elegido para esta prueba no han sido aleatorios. Por un lado tenemos a dos rivales gaming que apuestan todo a sistemas de refrigeración no habituales en los smartphones clásicos, pero en este caso además diferentes.
Tenemos por un lado al Black Shark 2 con su sistema de refrigeración líquida y al Red Magic 3 de Nubia con su esperado sistema de refrigeración activa que incluye por primera vez un ventilador además de la refrigeración líquida.
El tercer contendiente es un modelo de gama alta de este 2019 y que no incluye mejora dedicada para la refrigeración. Hemos elegido uno de los más potentes del mercado en la actualidad, el Samsung Galaxy S10+.
El objetivo de esta prueba es comprobar si las mejoras que prometen los sistema de refrigeración dedicados de los smartphones gaming son solo marketing, apariencia o realmente ayudan a que efectivamente en sesiones de juego intensas, el rendimiento del equipo no se resienta ni se mantengan altas temperaturas en los componentes que sabemos que con el tiempo pueden quedar afectados y reducir su vida útil.
El punto de partida con los tres terminales fue el mismo. Con los equipos reseteados de fábrica, contamos con la última versión de Android disponible para cada uno de ellos e instalamos las mismas aplicaciones en los tres: Antutu para medir rendimiento, PUBG Mobile para las pruebas de gaming y las correspondientes aplicaciones para poder medir los fps mientras jugamos y obtener medias y valores máximos de temperatura de la CPU y batería durante el juego.
Una vez estabilizados los smartphones, procedimos a realizar una medida de las temperaturas en reposo tanto de batería como de CPU y le pasamos tres test seguidos de Antutu (hacemos la media de los resultados de las mismas). Casi al final del tercer test, durante la prueba intensiva de la CPU, realizamos una nueva medida de temperaturas en los tres terminales (marcada en el gráfico como CPU Max)
El objetivo de estas primeras pruebas era establecer unos datos de partida tanto de rendimiento como de temperaturas de batería y CPU en un escenario normal y tras un test de benchmark.
La primera prueba seria para los sistemas de refrigeración la realizamos jugando durante 45 minutos ininterrumpidos a PUBG Mobile.
Tras los primeros 15 minutos ya empezamos a apreciar un calentamiento diferente entre terminales. Tanto en el Black Shark 2 como en el Samsung Galaxy S10+, ese aumento de temperatura de la superficie (más concentrado en el caso del Galaxy S10+) era apreciable fácilmente aunque sin llegar a cifras muy molestas.
Sin embargo, el Red Magic 3 de Nubia resistió esos primeros minutos de juego con muy buena nota, y apenas se podía notar algo de calor en la carcasa metálica trasera.
Al acabar la prueba medimos de nuevo temperaturas de batería y CPU, y le pasamos de nuevo tres test consecutivos de Antutu para conseguir una nueva medida de rendimiento tras este tiempo de juego y el consiguiente calentamiento y estrés de los componentes internos que debe proteger el sistema de refrigeración.
En estos resultados vemos que el modelo de Nubia no altera nada (incluso mejora algo) los resultados en Antutu tras los 45 minutos jugando con él, mientras que los otros dos modelos rebajan los resultados, aunque de manera leve.
En cuanto al rendimiento durante la prueba, solo el Samsung Galaxy S10+ nos dejó alguna bajada puntual de los fps frente a los estables en todo momento 40 fps de los dos modelos gaming. En esta prueba, configuramos el juego PUBG Mobile para que no adaptara los gráficos automáticamente al rendimiento y calor del terminal sino que realizara una reducción de los fps en caso necesario. En todos los test se escogió la misma configuración en el juego.
También anotamos la sensación térmica en mano jugando con cada terminal y medimos la temperatura de la CPU durante la sesión de juego, así como transcurridos diez minutos del final de la sesión de juego y los tres test de Antutu para comprobar cómo de eficaz es el sistema de refrigeración para rebajar la temperatura de los componentes principales una vez acabado el estrés al que los sometemos. Ahí los tres terminales rebajaron su temperatura de manera similar tras 10 minutos
En la gráfica de arriba podemos comprobar de nuevo que el Red Magic 3 de Nubia y su sistema de refrigeración que incluye un ventilador, es tremendamente eficaz si comparamos con los otros dos terminales, los cuales se comportan de manera muy similar, quedando tras 45 minutos de juegos ininterrumpido con unas temperaturas de la CPU unos 20 grados por encima de la que mantuvo el Nubia.
La segunda prueba, una vez vueltos a la normalidad en temperaturas los smartphones, fue similar. Pero en este caso ampliando todavía más la sesión de gaming con PUBG Mobile.
Tras 120 minutos de juego continuado, realizamos las mismas pruebas posteriores al estrés y los resultados fueron muy similares en temperaturas máximas alcanzadas, de nuevo con el Black Shark y el Galaxy S10+ por encima de los 65 grados centígrados (el que más fue el Black Shark con 67 grados de nuevo) mientras que el Red Magic mantenía el tipo no superando en ningún momento los 47 grados centígrados en la CPU.
La sensación en mano también se mantuvo, y tanto el modelo Black Shark 2 como especialmente el Samsung Galaxy S10+ por su acabado en cristal liso, ya presentaban una sensación térmica bastante molesta en casi toda su trasera.
Cabe citar que el Samsung Galaxy S10+ rebajó en unos 50000 puntos su cifra de rendimiento en Antutu tras esta sesión de dos horas de juego, por los 20000 que redujo esa cifra el Black Shark 2. En cuanto al Red Magic 3, ni se inmutó a nivel de rendimiento y se mantuvo con sus valores de inicio de la prueba.
Respecto a la estabilidad en funcionamiento y rendimiento en juegos, ninguno de los equipos sufrió reinicios ni cuelgues por altas temperaturas en estas dos horas de juego seguidas, y solo el Samsung Galaxy S10+ ajustaba levemente por debajo de 40 fps su rendimiento en juegos de manera más o menos habitual.
Vistos estos resultados y tras la experiencia de estos días jugando intensamente con estos tres terminales, sacamos algunas conclusiones para estos casos en concreto. Por un lado queda claro que el juego en largas sesiones es un elemento que castiga bastante a los componentes internos, tanto CPU como batería, con niveles de temperaturas bastante más altos que los que presenta el terminal en reposo o con tareas ligeras.
Sin embargo, según nuestras pruebas, en la gama alta no se sufre apenas pérdida de rendimiento ni estabilidad por esta situación aunque el modelo sin sistema específico bajaba su rendimiento en benchmarks con el tiempo.
La diferencia de los sistemas de refrigeración sí que afecta a las temperaturas máximas que alcanzan los componentes, lo que podría afectar en el futuro a los mismos.
En nuestras pruebas ha sido determinante el sistema de refrigeración mixto del Red Magic 3 de Nubia, que por primera vez introduce un ventilador como acompañamiento de la refrigeración líquida de otros smartphones gaming. Las diferencias son bastante grandes con el resto de equipos de la prueba, algo que sin embargo no ocurre con el gama alta clásico (Galaxy S10+) y el smartphone gaming clásico (Black Shark 2).
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