El fenómeno se llama ASMR (siglas de Autonomous Sensory Meridiand Response, es decir, Respuesta Senosorial Meridiana Autónoma). Se trata de registrar sensaciones placenteras (espamos nerviosos, cosquilleos, hormigueos) a través de estímulos sonoros como susurros humanos, el sonido de un líquido fluyendo, estrujar espuma o cortar plastilina. En YouTube hay miles de vídeos de este asunto y hay youtubers que están ganando dinero creándolos.
Lauren Woods es una escocesa de 25 años que se ha especializado en vídeos ASMR. Científica de profesión, este año va a ingresar 30.000 libras esterlinas (cerca de 34.000 euros) sólo por sus vídeos, en los que susurra, y que acumulan 25 millones de visitas, según el Daily Mail.
Pero Lauren está lejos de Sophie Michelle, otra youtuber especializada en ASMR, que a sus 22 años tiene 44.000 suscriptores a su canal y que gana unas 60.000 libras al año, es decir, más de 67.000 euros gracias a sus susurros.
En cifras parecidas se mueve Matthew Meredith, un inglés de Bristol que tiene varios canales en YouTube y uno de ellos está dedicado al fenómeno ASMR, si bien este joven añade otros efectos a sus susurros.
¿Quién consume este tipo de contenidos? Según YouTube, varones de entre 20 y 40 años, y sus expertos explican que no tiene nada que ver con el sexo. De hecho, la plataforma elimina todo vídeo que intente traspasar mínimamente esa línea.