Qué pantalla, amigos lectores. No es solo ya su calidad en cuanto a resolución, contraste o viveza de colores: es esa capacidad de abatirse, de casi "plegarse" y de ponerse a nuestros pies para que de repente cambiemos de un modo de trabajo normal a uno en el que el stylus toma posesión de (casi) todo el flujo de trabajo.
Esa es la mayor virtud del Surface Studio 2 de Microsoft, un Todo-en-Uno impresionante en diseño y que tampoco se queda corto en prestaciones. El único obstáculo es el alto precio que hay que pagar por él, pero la apuesta para usuarios del ámbito creativo es fantástica y difícil de resistir.
La hoja de especificaciones de este equipo tiene sus luces y sus sombras. Es en cualquier caso una buena evolución del primer modelo en ámbitos como el procesador o, sobre todo, el sistema de almacenamiento, que ahora integra de serie 1 TB en forma de unidad SSD.
Microsoft Surface Studio 2 | |
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Pantalla | Pixel Sense de 28 pulgadas táctil (Formato 3:2) |
Resolución | 4.500 x 3.000 puntos |
Procesador | Intel Core i7-7820HQ |
Gráficos | NVIDIA GeForce GTX 1070 |
RAM | 16 GB DDR4 |
Almacenamiento | SSD Toshiba 1 TB |
Sonido | Sistema 2.1 con soporte Dolby Audio Premium |
Versión S.O. | Windows 10 Pro |
Conectividad | WiFi 802.11ac / Bluetooth 5.0 4 x USB 3.0, 1 x USB-C (USB 3.1 Gen 1), 1 x Gigabit Ethernet / 1 x micrófono / 1 x auriculares, Lector SD |
Dimensiones | Pantalla: 637,35 x 438,90 x 12,50 mm Base: 250 x 220 x 32,20 mm |
Peso | 9,56 Kg |
Otros | Incluye Surface Keyboard, Surface Mouse y Lápiz para Surface |
Precio | (modelo analizado) |
Aún así podemos quedarnos algo cortos en cuanto a capacidad de proceso si somos exigentes en este ámbito, porque tener un procesador de 7ª generación de Intel cuando estamos ya inmersos en la 9ª generación ?y Ice Lake se nos viene encima? deja claro cómo la frenética evolución de la tecnología ha dejado a este equipo ligeramente obsoleto ya desde el primer momento de aparecer en escena.
Los 45 W de TDP del Core i7-7820HQ dejan claro que no podremos aspirar a las prestaciones de los modelos con mayor consumo, pero aún así es un buen compañero de viaje.
Aún así le acompañan componentes notables sobre todo en cuanto a memoria (16 GB de serie, opción de 32 GB) y tarjeta gráfica, con una notable GTX 1070 que nos servirá perfectamente para disfrutar de videojuegos sin problemas, aunque la versión básica con una GTX 1060 tampoco se portará mal en ese ámbito del entretenimiento.
Donde sí hay alguna pega es en la conectividad: el puerto USB-C no es Thunderbolt 3, algo que daría mayor opciones de expansión, pero es que no podremos usar la pantalla del Surface Studio 2 como pantalla externa de otro equipo si así lo deseamos. Sí que podremos añadir hasta dos pantallas 4K UHD (a 30 Hz) o una 4K UHD (a 60 Hz) a través del conector USB-C anteriormente citado.
La inclusión de teclado, ratón y sobre todo del lápiz para Surface es un acierto, especialmente en ese último accesorio que es imprescindible para sacarle partido desde el primer momento a un equipo pensado para el ámbito creativo. Lástima que haya que comprar el periférico Surface Dial por separado, pero aún así la propuesta de Microsoft es notable.
Cuando apareció en escena el primer Surface Studio de Microsoft muchos quedamos asombrados ante ese soporte que lograba convertir una pantalla en una mesa de trabajo para dibujar y diseñar.
Esa fantástica base y sistema de abatimiento vuelve al Surface Studio 2 sin modificaciones: funcionaba tan bien que no ha hecho falta hacer cambios en una opción que es sin duda característica estrella de este Todo-en-Uno.
La posibilidad de pasar de usar el equipo en modo Todo-en-Uno y en modo "tableta gigante" es alucinante cuando uno está frente al equipo, que tiene dimensiones considerables (esa pantalla de 28 pulgadas lo demuestra) pero que aún así se abate con una suavidad espectacular.
El mecanismo tiene alguna que otra pega porque no todo puede ser perfecto. No podremos rotar la pantalla para ponerla en modo retrato -no es un gran hándicap- y además aunque podremos cambiar el ángulo de inclinación de la pantalla, éste estará condicionado por lo inclinada y abatida que está la pantalla frente a nosotros. Eso limita las opciones, pero en general no suele haber problemas y nos encontramos ante un componente que se comporta de forma casi mágica.
La construcción del Surface Studio 2 es impecable: sobria, elegante y sin fisuras. La base es un pequeño rectángulo (casi cuadrado) que no llega a los 10x10 cm que encierra toda el hardware del equipo, y lo que sí es interesante es ver cómo todos los conectores están en la parte trasera de esa base.
Eso tiene sentido si tenemos en cuenta que la pantalla abatible hace difícil trasladar esos puertos a esa parte, pero también puede hacer difícil alcanzar esos puertos para conectar algo "a ciegas". Hubiéramos agradecido que Microsoft integrase al menos un puerto USB en uno de los laterales de la pantalla, e incluso la ranura SD podría haber estado en esta parte también.
Hay una opción especialmente curiosa en ese diseño, y es que los marcos laterales y la parte inferior de la pantalla son magnéticos, algo que permite acoplar el lápiz a cualquiera de ellos para que se mantenga ahí hasta que volvamos a usarlo. El detalle es otro ejemplo de la atención que ha puesto Microsoft en la filosofía de un equipo All-In-One absolutamente fantástico en cuanto a líneas.
La gran estrella de este equipo -aparte de ese mecanismo de abatimiento- es su pantalla, una verdadera maravilla que ya lo era en la primera versión. Ahora mejora algunos enteros subiendo el brillo a 500 nits y mejorando también el contraste, algo importante si tenemos en cuenta que se trata de una pantalla en brillo, no en mate, y eso hace que los reflejos puedan ser molestos según la forma en que dé la luz al equipo.
El soporte multitáctil es también muy llamativo a la hora de controlar diversas funciones de la pantalla, que invita a tenerla quizás más cerca de lo que tendríamos otro monitor de estas dimensiones para acceder a ese modo táctil y, por supuesto, al modo tableta para dibujar.
La resolución de 4.500 x 3.000 píxeles es otra de las notas destacadas de este componente, que cuenta con una configuración de color especialmente vívida. Saturada, sí, pero de una forma nada chillona y que desde luego hace que la sensación de usar el equipo sea estupenda en todo momento.
La relación de aspecto 3:2 utilizada por Microsoft está cada vez más extendida en la industria y es muy común en portátiles, así que encontrarla en el Surface Studio 2 parece consolidar la idea de que trabajar con este modo favorable a la maximización de aplicaciones es una demanda popular.
Aquí los contenidos de vídeo quizás se resienten por las enormes bandas negras que aparecen encima y debajo, y aunque personalmente prefiero una pantalla panorámica que haga más natural trabajar con dos aplicaciones enfrentadas eso no es un gran problema con una diagonal de estas dimensiones y una resolución como la que ofrece el Surface Studio 2.
El apartado del sonido está muy bien resuelto, y aunque no destaca por una configuración de altavoces especialmente ambiciosa sí cuenta con un sistema 2.1 estéreo con soporte de Dolby Audio Premium. En vídeos de YouTube o en servicios como Netflix pudimos comprobar cómo esos contenidos ganan especialmente por una pantalla excepcional, pero no defraudan en el ámbito del sonido.
Mención aparte merece el apartado creativo que es centro de toda la experiencia de este Surface Studio 2. Si sois diseñadores y creativos será una opción casi irresistible, porque trabajar en un lienzo de 28 pulgadas como este que además se abate para plegarse a la posición más cómoda es una delicia.
Yo solo soy un aficionado, pero desde luego usar el Lápiz para Surface que incluye el equipo es una experiencia fantástica. Los 4096 niveles de presión, el soporte de sombreado (inclinando el lápiz como si sombreásemos con uno normal) y su botón configurable -se puede usar como goma de borrar- permiten acceder a una forma de trabajo que a mí me parece increíble y que intuyo que es también excepcional para los profesionales del sector.
Es curioso que Microsoft no incluya o preinstale ninguna aplicación que permita precisamente sacar partido de esta opción, aunque aquí suponemos que delega esa decisión en los profesionales que usarán el equipo y que seguramente tengan su preferida. Nosotros trabajamos con SketchBook de Autodesk, una aplicación gratuita y realmente fantásica para dibujar y pintar en una pantalla como la del Surface Studio 2.
El lápiz para Surface hace uso de una pila AAA y se conecta al equipo a través de Bluetooth, y tiene un diseño acertado: suficientemente grueso y pesado para que tengamos una sensación consistente al colocarlo en la mano para escribir y dibujar.
La latencia es mínima, y aunque si uno se fija mucho ciertamente puede notar que existe, los tiempos de respuesta son casi instantáneos: dibujar en pantalla es casi como dibujar en papel en todo momento, y aunque si nos ponemos puntillosos sí
El citado detalle de poder dejarlo "pegado" a uno de los laterales o incluso a la parte inferior de la pantalla gracias a los imanes presentes en ella completa una experiencia que probablemente solo es posible superar con productos totalmente específicos de este segmento como las tabletas gráficas de Wacom o Cintiq más ambiciosas.
La potencia del equipo puede tener sus pegas debido al procesador de séptima generación, pero que nadie se engañe porque un Todo-en-Uno como este también puede ser un sorprendente acompañante en nuestras sesiones de juego.
La razón está en la tarjeta gráfica dedicada en el equipo, y que en este caso es una GeForce GTX 1070. Es cierto que la resolución de pantalla hace imposible mantener altas tasas de fotograma en la mayoría de juegos en esa resolución nativa de 4.500 x 3.000 píxeles. Sin embargosi bajamos la resolución durante el juego a 1080p o incluso a un modo 1440p nos encontraremos con un equipo capaz de dar muchas alegrías en este ámbito.
Lo comprobamos con juegos como 'Dirt Rally', que en 1080p con el nivel de detalle más alto se situó en 132 FPS, mientras que en el modo más cercano al 1440p (2.250 x 1.500) la tasa se redujo a los 78 FPS, excelente nivel a la hora de jugar a este título.
Con otros más exigentes como el 'Shadow of the Tomb Raider' los resultados fueron lógicamente menos espectaculares: en modo 1080p con el máximo nivel de detalle llegamos a los 65 FPS, mientras que en la resolución 2.250 x 1.500 esa tasa bajó a 30 FPS.
Así pues, buenas cifras para un equipo que ciertamente no está orientado al gaming pero que puede dar muchas alegrías en este ámbito. Eso sí: poner a trabajar al máximo al procesador y la tarjeta gráfica hace que se genere un bufido sostenido y consistente, no especialmente molesto pero desde luego claramente sensible.
Las pruebas de rendimiento también han dejado buen sabor de boca. Es cierto que el Core i7-7820HQ no puede hacer milagros: está limitado por su TDP de 45W y sus cuatro núcleos, pero aun así el comportamiento tanto de este procesador como de la tarjeta gráfica ha sido notable.
Hemos realizado una serie de pruebas sintéticas que analizan tanto el rendimiento del procesador en escenarios de ámbito general (los bancos de pruebas de PCMark reflejan esos ámbitos) como en algunos más específicos en el terreno de los juegos (3DMark) o el diseño 3D profesional (Cinebench), y los resultados han sido muy buenos.
Surface Book 2 (Core i7-8650U, GTX 1050) | Surface Studio 2 (Core i7-7820HQ, GTX 1070) | ASUS ROG Zephyrus (Core i7-7700HQ, HTX 1080) | HP Omen 17 (Core i7-6700HQ, GTX 1070) | |
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PCmark Home | 3.463 | 4.060 | 4.734 | 4.819 |
PCmark Creative | 5.015 | 7.286 | 7.463 | 7.480 |
3DMark Cloud Gate | 17.710 | 26.960 | 27.682 | 25.474 |
3DMark Ice Storm | 157.248 | 130.427 | 137.893 | 123.407 |
Tampoco hay queja con el comportamiento de otros elementos del equipo, y la unidad SSD, en este caso una unidad SSD de Toshiba de 1 TB, permite lograr tasas de transferencia que llegaron a los 3.107 MB/s en lectura y a los 957 MB/s en escritura. Incluso Geekbench dio buenos números: en single core ofreció una puntuación de 4.956, mientras que en multi core subió hasta los 16.193 puntos.
Todo producto hace ciertos sacrificios, y hacer uso del formato Todo-en-Uno impone desde luego algunos en el caso del Surface Studio 2. Echamos de menos por ejemplo no poder usar el monitor como pantalla externa para otro equipo.
Esto resolvería esa otra gran limitación de este tipo de equipos, y es la dificultad para actualizar algunos de sus componentes. También echamos de menos un conector Thunderbolt 3 y también un USB en uno de los laterales de la pantalla en lugar de tenerlos todos detrás de la base, pero son obstáculos menores para un producto que lo hace realmente bien en el resto de apartados.
De hecho el mayor problema del Surface Studio 2 no es otro que su precio, elevadísimo para la mayoría de los bolsillos. En nuestro caso el modelo analizado cuesta 5.000 euros, un desembolso realmente importante que desde luego da mucho margen si uno está pensando en actualizar su PC y dedicarlo al entorno creativo.
Con todo y con eso, el resultado es espectacular: el soporte abatible que nos permite trabajar en modo PC o en modo tableta (gigante) en cualquier momento es prodigioso, como también lo es una pantalla táctil vibrante y con unos tiempos de respuesta que se aprecian especialmente al dibujar.
No solo eso: la elección hardware es destacable, y lo demuestra esa capacidad del equipo de convertirse en un buen compañero en sesiones de gaming. Difícil encontrarle fisuras al Surface Studio 2 salvo por ese elevado coste, y desde luego si trabajáis (o disfrutáis) en el sector creativo y tenéis buen presupuesto para invertir, la propuesta de Microsoft es irresistible.
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