Un asteroide a punto de chocar contra la Tierra: un argumento clásico de ciencia-ficción, al menos desde que supimos cómo se extinguieron los anteriores dueños del planeta. Y, aunque en nuestro caso todavía no ha surgido un asteroide capaz de mandarnos a hacer compañía a los dinosaurios, casos como el del bólido de Tunguska (un meteorito o cometa que explotó sobre Siberia en 1908, arrasando un área de 2.150 km²) nos recuerdan que el peligro es más real de lo que parece.
Y precisamente por ello, la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria de la NASA monitoriza constantemente los cielos para localizar aquellos objetos espaciales que pudieran tener un rumbo de colisión con nuestro planeta.
Incluso en esta época en la que grandes cantidades de datos pueden ser analizados a velocidades sobrehumanas, un ojo humano que analice las imágenes captadas por un gran telescopio sigue siendo la mejor herramienta para estudiar con detalle las imágenes de potenciales amenazas espaciales para nuestra supervivencia.
Pero Aerospace Corporation, una fundación dependiente de la Fuerza Aérea estadounidense, está decidida a que la inteligencia artificial ocupe también un lugar destacado en dicha tarea.
Y es que el departamento de Innovación y Analítica de Inteligencia de la Aerospace Corporation lleva tiempo trabajando junto a los científicos de uno de los observatorios (el Catalina Sky Survey) que facilitan la labor de la NASA; y eso le ha permitido recopilar 100 Tb de datos que han destinado a desarrollar y entrenar a un modelo de inteligencia artificial destinado a identificar correctamente y en menos tiempo las posibles amenazas.
Dicho modelo, denominado NEO AID (siglas en inglés de 'Inteligencia Artificial de Detección de Objetos Cercanos a la Tierra', aunque también puede ser traducido como 'Nueva ayuda'), se está probando ahora en el propio Catalina Sky Survey, y un análisis inicial parece indicar que aumenta el rendimiento previo en un 10% (aunque los ingenieros aeroespaciales están seguros de poder mejorar dichos resultados).
Jon Neff, uno de los responsables del proyecto de Aerospace Corporation, explica que esta nueva tecnología está diseñada para complementar los métodos actuales de detección, no para sustituirlos: la idea es crear redes neuronales que imiten la forma en que nuestros ojos y nuestro cerebro clasifican las imágenes del cielo nocturno tomadas por los telescopios.
El centro de la NASA dedicado al estudio de objetos cercanos a la Tierra afirma que más del 90% de los NEOs mayores de un kilómetro ya han sido descubiertos, por lo que quieren centrarse en encontrar un porcentaje similar de aquellos mayores de 140 metros.
"Al igual que con el cáncer, la clave para sobrevivir es la detección y el diagnóstico precoz", explica Neff. "Nuestra tecnología puede ayudar a salvar la civilización aumentando la velocidad a la que se detectan nuevos objetos. Si somos capaces de detectar a tiempo las amenazas , es posible que tengamos tiempo para desviarlos".
Vía | Forbes
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