"Despierta de una puta vez samurái, tenemos una ciudad que arrasar". Esas dos frases han bastado para que el cameo de Keanu Reeves en el tráiler del videojuego 'Cyberpunk 2077' haya causado sensación entre el fandom.
Sin duda, ayuda el hecho de que Reeves esté triunfando ahora mismo en la cartelera con la tercera entrega de la saga John Wick, pero a los fans más veteranos es la combinación de "Keanu Reeves" y género "cyberpunk" lo que provoca que se nos pulse un interruptor en la cabeza. Y no, no estamos hablando de Matrix, eso vino después.
El ciberpunk es uno de los subgéneros más populares de la ciencia ficción, caracterizado por reflejar un futuro cercano y socialmente distópico en el que la tecnología más avanzada tiene una presencia fundamental en el día a día de los protagonistas, frecuentemente en forma de implantes cibernéticos de todo pelaje.
Le debemos su invención a un grupo de autores anglosajones liderado por Bruce Sterling y William Gibson, al que bautizaron como 'ciberpunk' a comienzos de los 80, en un momento en el que los jóvenes se habían cansado de la ciencia-ficción épica, alejada de sus lectores en el tiempo y el espacio (la de Star Trek, la de Dune, etc) y sentían que el futuro ultratecnológico empezaba a morderles el culo: veían factible una rápida depauperización de EEUU y el desembarco de las grandes multinacionales tecnológicas niponas (no, no vieron venir la pujanza china).
La estética que dio forma a las primeras escenas del género era la del neón, el VHS y la línea de comandos, todo ello amenizado con sintetizadores y drogas de diseño. Rápidamente, empezaron a surgir referentes cinematográficos: la película de 'Blade Runner', estrenada en 1982, puede considerarse un referente fundacional.
De hecho, William Gibson afirma que le sorprendió cuánto se asemejaba el 'look' del film de Ridley Scott a lo que veía en su cabeza cuando escribía relatos ciberpunks. Así que se empeñó en llevar al cine una de sus propias obras: la escogida fue 'Johnny Mnemonic'.
'Johnny Mnemonic' era un relato que Gibson publicó en 1981 en la revista Omni, y que incluyó en 1986 en su recopilatorio de relatos 'Quemando cromo'. Presentaba a varios personajes que el autor recuperaría más tarde en su famosa novela 'Neuromante' (con la que logró la gesta de ganar un premio Hugo, un Nébula y un Philip K. Dick) y en el resto de su 'Trilogía del Sprawl'.
A comienzos de los 90, Gibson decidió adaptarlo él mismo como guión cinematográfico y convencer a algún productor de que, con Internet empezando a sumar usuarios como cumplimiento del vaticinio ciberpunk, era el momento adecuado para que una obra así llegase al cine. Y así, en 1995, 'Johnny Mnemonic' llegó a los cines. E interpretando al propio Jhonny, lideraba el reparto un (aún más) joven Keanu Reeves.
La historia se ambienta en un (entonces lejano) 2021, y se centra en las andanzas de un "mensajero mnemónico", el propio Johnny. La naturaleza de su oficio se puede resumir en "ser un USB humano": un implante en el cerebro de estos mensajeros les permite albergar grandes cantidades de información codificada... información que sus dueños desean mover al margen de Internet, dibujado como un enorme entorno de realidad virtual plagado de cibercriminales.
Cuando empieza la película, Johnny está pensando en retirarse del negocio: quiere recuperar las memorias de la infancia que sacrificó con el objetivo de hacer sitio a su 'disco duro cerebral'. Su 'agente' le propone un trato: aceptar un último y peligroso trabajo que le supondrá sobrecargar su capacidad de almacenamiento, obligándole a descargar la información en menos de 24 horas para evitar sufrir un "desbordamiento sináptico"... y morir.
El problema es que la información pertenece a unos científicos japoneses que planean desertar como empleados de una multinacional farmacéutica llamada PharmaKom, y permitiría demostrar que ésta cuenta con una cura (que se niega a hacer pública, por motivos económicos) para el 'síndrome del temblor negro', una enfermedad que afecta a amplias capas de la población como resultado de su interacción con la tecnología.
El segundo problema de Johnny es que la Yakuza, que también va detrás de esa información, mata a los científicos que tenían la clave de descifrado de la información, necesaria para descargarla. A lo largo de la película, durante su carrera contrarreloj para escapar de los asesinos de PharmaKom y de los yakuza, Johnny recibe la ayuda de una misteriosa IA, de una mercenaria y de un grupo de 'rebeldes' de los bajos fondos llamados Lo-Teks.
Los fans del género estaban entusiasmados con el estreno. También Sony, la productora que acabó desembolsando 26 millones de dólares para un filme que Gibson había presupuestado en un millón y medio. Antes de que llegara a las salas de cine estadounidenses, la película se estrenó en Japón con 5 minutos de metraje más de lo que se terminaría viendo en Occidente. Lo que ocurrió, según, explica el propio Gibson
"fue que la distribuidora estadounidense se llevó la cinta en el último mes de post-producción y pasó de ser una cinta muy divertida y alternativa a algo que había sido editado de forma poco exitosa y montado para parecer más convencional".
Pero no se puede culpar a esos 5 minutos 'perdidos' del resultado final del experimento: no, no estamos ante un "clásico incomprendido", sino ante un despropósito (y ni siquiera la interpretación del bueno de Keanu se salva de tal calificativo). En realidad, da la sensación de que ninguno de los intérpretes tenía muy claro qué puñetas pasaba en esa película.
Podemos echar la culpa al abigarrado guión pergeñado por Gibson, y a la fallida dirección del debutante Robert Longo (un artista polifacético que no volvió a dirigir ningún largometraje)... pero lo cierto es que los delfines-hacker heroinómanos o el personaje de Dolph Lundgren (un asesino disfrazado de monje tibetano armado con un cuchillo-crucifijo) tampoco ayudaron mucho.
La película recaudó poco más de 19 millones de dólares en el mercado estadounidense, aunque finalmente resultó rentable gracias a los 54 millones de cosechó en el resto del mundo.
Sin embargo, y aunque pueda parecer contradictorio con lo que acabas de leer, 'Johnny Mnemonic' es una película recomendable como ejemplo condensado de los elementos estéticos y conceptuales que forman una película ciberpunk.
Un último dato: dos años antes del estreno de la película (recordemos, ambientada en 2021) se había lanzado al mercado con gran éxito el juego de rol 'Cyberpunk 2020' en el que se basa el videojuego con el que abríamos el artículo (y que, a su vez, se estrenará en 2020).
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