La tensa situación que se vive en esa guerra comercial entre Estados Unidos y China ha tenido como primera víctima a Huawei, pero hay quien piensa que China podría responder prohibiendo que las empresas chinas fabricasen los iPhone de Apple como represalia, por ejemplo. El CEO de Huawei ya dijo que él mismo sería el primero en protestar ante esas represalias.
Esa amenaza parece seria, pero uno de los responsables de Foxconn, principal responsable de la producción de los iPhones, ha indicado en Bloomberg que si fuese necesario podrían sacar de China toda la producción que está dirigida a suplir la demanda de EE.UU., y que tienen suficiente capacidad para fabricar todos los iPhone que se vayan a vender en Estados Unidos para evitar así la subida de aranceles prevista para finales de junio.
Un alto directivo de la empresa llamado Young Liu revelaba que "el 25% de nuestra capacidad de producción está fuera de China y podemos ayudar a que Apple responda a sus necesidades en el mercado de EE.UU.".
Según este directivo, Apple no ha dado instrucciones en este sentido a Foxconn, pero podría hacerlo a la vista de cómo han cambiado las reglas del juego entre ambos países: las tarifas para las importaciones de dispositivos electrónicos podrían crecer hasta el 25% a finales de julio, y eso plantearía cambios en los precios de productos como los móviles y tabletas que se importan de China y llegan a los Estados Unidos.
Según los analistas de Bloomberg empresas como Apple podrían trasladar esa subida de los impuestos a los usuarios, que verían un incremento de los precios que podría ser de entre el 9 y el 16% y que haría bajar la demanda entre un 10 y un 40% según esas estimaciones.
El impacto de la guerra comercial sería por tanto notable no solo para las empresas sino para los usuarios: no solo por no poder acceder a ciertos dispositivos, sino porque el precio de muchos de ellos podría subir ante todas estas dificultades.
Mientras tanto, Foxconn sigue siendo uno de los socios más fuertes de Apple, y buena parte de sus ingresos se deben a esa colaboración. La empresa lleva tiempo preparando la puesta en marcha de una planta de producción en Wisconsin -a cambio de incentivos fiscales, por supuesto- que podría entrar en funcionamiento a finales de 2020 y que daría trabajo inicialmente a más de 2.000 personas en esa región.